único

250 37 16
                                    

Seungmin, cuando tenía seis años, no quería ni acercarse a la escuela.

Todos los días era lo mismo. Llegar, ver a su padre irse, esperar a que lleguen los demás y ver como cada uno de ellos lloraba sin querer dejar a sus madres en paz. No quería ver la cara de esos nenes de mamá que no dejaban de hacer berrinche sólo porque los dejaban allí para poder ir a trabajar. Él era un niño grande y que lo trataran como a los demás, no le gustaba.

Negó con la cabeza, por ahí estaba exagerando y no exactamente todos lloraban. Había un niño que no lloraba, lo recordaba bien.

Yang Jeongin era el único, además de él, que no lo hacía. Aunque eso no significaba que a Seungmin no le recordara a un pollito perdido cada que su madre lo dejaba en el establecimiento.

Lo que más le llamaba la atención al infante era que el pelinegro, desde que habían empezado a mandarlo con ellos, observaba a todos con la mirada perdida y, al menos a él le parecía, con un poco de susto.

Se sentía un poco mal de verlo constantemente sólo pero, ¿qué más podía hacer? Ya bastante tenía consigo mismo como para estar haciéndose cargo de un niño menor que él.

Lástima que nadie le dijo lo mucho que las cosas iban a cambiar.

💫

Siempre había tenido mala memoria por lo que no se acuerda bien cómo habían sucedido las cosas. Pero, un día dejó todo de lado y se acercó a Jeongin. Así, sin más. Sin importarle si a el otro le agradaba o lo mandaba a de vuelta a donde estaba.

Se sentó al lado del menor, abriendo el libro que tenía debajo del brazo y comenzando a leer en una voz un poco baja. No le importaba que los demás lo escucharan, en ese momento sólo le importaba Jeongin.

El contrario sólo lo observaba, admirando cada uno de sus gesto al leer. Su cara seria intentando pronunciar bien las palabras que estaban escritas en aquél cuento y la pequeña sonrisa que se le escapaba cada que leía sin algún error.

— ¿Por qué no estás allá con los demás? —. Soltó sin querer el niño de cinco años, asustado porque seguramente ahora el otro iba a levantarse e irse.

El castaño sólo lo miró por dos segundos antes de volver a observar el libro. — Parecías triste. No me gusta que la gente esté triste. — Respondió y continuó la lectura sin ninguna otra interrupción.

A penas el mayor terminó de leer, giró su cabeza para observar a su acompañante llevándose la sorpresa de que este lo miraba sonriendole de una forma tan dulce que se había dado cuenta que no iba a arrepentirse de haber decidido acercarse a él.

Luego de esa primera vez que compartieron juntos, comenzaron a juntarse mucho más seguido y, lentamente, se volvieron inseparables.

💫

Habrían pasado alrededor de tres meses cuando Seungmin se enteró que una de las mejores formas de demostrarle a la persona que amas lo que sientes es dándole un beso. Y, ¿Por qué no demostrarle a Jeongin lo mucho que lo apreciaba dándole un besito?

Después de todo, adoraba a su mejor amigo. Le encantaba hacerlo reír con alguna de sus ocurrencias y, sobre todo, estrecharlo en un gran abrazo cada que podía. Se sentía como si lo estuviera protegiendo de todas las cosas malas que podrían pasarle y, aunque no lo quería admitir, cuando el menor lo abrazaba de vuelta, también se sentía protegido.

Y fue así, como decidió demostrarle a su pequeño Jeonginnie lo mucho que lo quería.

💫

kid in loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora