Hay un enemigo con el que es imposible luchar, un demonio que no importa como ni que, pero siempre nos hace pedazos. Es una lucha sinfín contra un inmortal.
Ese enemigo somos nosotros mismos, nosotros somos los que con frecuencia nos ponemos nuestras propias barreras y dependiendo de tu fuerza de voluntad es que la atraviesas o no.
En estos casos solo queda confiar.
Confíar en un futuro mejor que no sabemos si llegará.
Confíar en personas que no sabes si te traicionaran en el peor momento o no.
Incluso...
Confíar en tí mismo.
Aunque seas tú el que se está limitando.
Aunque seas tú quien se está matando por dentro.
Aunque seas tú.
No dejes que tú demonio interno te impida lograr tus metas y ser feliz.
Has lo que creas y quieras.
Has todo por tus sueños...