Capítulo 13.

1K 71 3
                                    

Mientras esperábamos la orden, detallaba cada minúsculo detalle del Restaurant de comida rusa. ¿Sería acaso algún tipo de trampa? ¿Los que se hallaban ahí serían cómplices? ¿Moriría esa misma noche? Dudas, dudas nublaban mi mente, y sólo la mirada profunda y quieta de Harry podía sacarme de mi trance, al igual que cuando su voz resonaba como un Gong en mi cabeza. La imagen de las esposas en mis muñecas me removió la mente y las tripas.

-¿Harry?–inquirí.

 Él, que desmigajaba un pedazo de pan con los dedos, me miró, sin intención de elaborar una respuesta. Mi pregunta ya era demasiado obvia.

-Dijiste que me lo dirías –protesté -. A menos de que el motivo sea obvio…

-No he venido a matarte –respondió con aridez -. Simplemente estamos saliendo juntos.

 Tú me diste tu número, ¿lo recuerdas? –arqueó una ceja, burlón.

-No. Tú me robaste mi número, ¿lo recuerdas? –me burlé de vuelta, haciendo que esbozara una media sonrisa, bastante macabra, por cierto -. Además, según tú, soy un verdadero dolor en el culo y no me soportas en lo más mínimo. Así que alguna intención de trasfondo debes tener.

Soltó una profunda risita poco audible.

-Eres un chico listo –apuntó con el dedo -. Pero no. Te equivocas. Y si tienes algo que echarme en cara, yo te echaré algo a ti en cara.

Arqueé las cejas.

-Estás aterrado –sonrió, enseñándome la hilera de sus dientes perfectos enmarcados en unos labios rosados y carnosos -. Viniste aquí porque sabes que de lo contrario te mataría –continuó, estremeciéndome –te torturaría y te zurraría si gritaras.

-Basta –lo corté -. Mira, si vas a matarme, te agradecería que lo hicieras rápido y ahora mismo. No tienes necesidad de asustarme.

-Estás loco porque te mate, ¿no? –sonrió pícaramente, mientras le daba un trago a su cerveza.

-Sí, claro. No puedo esperar a que alguien acabe con mi vida –mascullé, irónico.

-Eres valiente, ¿eh? –arqueó una ceja, seductor. Había una delgada línea entre hacerlo a propósito o no darse cuenta de estarlo haciendo. De todas formas, le quedaba muy bien -. Ojalá hubieses sido así la última vez. Hubiera sido mucho más divertido.

-¿Para ti o para mí? –solté, mientras se me retorcían las tripas.

Soltó una pequeña risita, para luego posar sus ojos en la mesera, quien, por cierto, era bastante vulgar. Podría haberle restregado los senos en el rostro si yo no los hubiese estado mirando. Rodé los ojos. “Qué asco”, pensé.

-¿Qué va a pedir? –arqueó una ceja, con una voz de puta que no se la quitaba ni con enjuague. Harry posó sus ojos en mí, divertido.

-Pregúntale a el –me señaló con el dedo. ¿Qué? ¿Dejaría que yo hablara con semejante zorra? 

Me aclaré la garganta.

-Una hamburguesa –mascullé. Rápido y breve. Mientras menos conversa, mejor.

Suficiente tenía con un asesino invitándome a cenar. La mujer anotó sin quitarme los ojos envenenados de encima. Fingí mirar mis manos.

-¿Y usted? –se volvió hacia Harry. Levanté la vista.

-Una más –ordenó, levantando su botella de cerveza casi vacía. Bajé la mirada hacia mis manos una vez que la mesera se hubo retirado.

Perdido -Larry Stylinson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora