Crónica de una anoréxica.
“Daniela, 18 años, muerta”
A la edad de 13 años… comúnmente comienzan los problemas relacionados a lo físico y emocionalmente. Físicamente te empiezas a preocupar de verte bien, agradarle a los demás o simplemente ser como los demás, emocionalmente buscas el amor, buscas compañía, buscas apoyo y buscas agradar a los demás.
Las cosas nombradas no tienen nada malo, solamente que la forma de serlo es el dilema… uno cuando joven no calcula las consecuencias de los actos, esto… esto le paso a Daniela, aunque no a los 13 años, sino, que un año después.
Daniela era una muchacha “rellenita”, muchos la meterían en la categoría de gorda, pero bueno… en gustos no hay nada escrito, en cómo hacerle mierda la vida a alguien tampoco, ¿cierto?
Ella tenía amigas normalmente, aunque era vista como la “amiga fea” del grupo, no es según mi punto de vista… debo dejar en claro, que mis conceptos son rescatados de voces de los demás para generalizar; se preocupó de su físico… aunque no le resultó que digamos, ya que no hacía nada para revertirlo.
Un día… sus amigas empezaron a pololear, y ella se sentía excluía de ese grupo… pero llegó un chico especial para ella, le atraía, le gustaba y lo amaba, total… a esa edad uno hace las cosas de una manera muy superficial sin saber el contenido de cada quien. Ella buscaba formas para estar con él, le preguntaba a sus amigas ya que ellas tenían más experiencias, pero sus consejos no servían de mucho. Una tarde se decidió por declarársele, le dijo:
-Oye, eres lindo… me gustas… - buscando evitar el “me gustas” de una forma directa.
- Gracias, ¿sí?, disculpa… a mí… no eres de mi gusto.
- ¿Por qué?
- Mm… no me gustan las… cómo decirlo para que no suene pesado… no me gustan las gordas.
Esto aparte de romperle el corazón a la pequeña muchacha, hizo verse de manera propia como un bicho raro y… gordo, entones empezó a hacer ejercicio… pasó el tiempo y no le daba resultado, así que mejor decidió esperar a alguien indicado que la quisiera tal como era.
A los 16 años… aun esperando a su “príncipe azul no discriminador” él cuál no había llegado todavía, seguía siendo gordita, la diferencia que ahora el rechazo recibido no era solamente del chico de su pasado… sino, que ahora era de sus amigos, conocidos, cercanos y el más importante, el que más le afectaba era el hecho de hacerle pasar vergüenza a su familia por su condición de no ser como el prototipo de mujer perfecta.
Durante el tiempo sus padres le decían:
-¿Oye Daniela?, ¿no has pensado en bajar de peso…?
- ¿Por qué… estoy muy gorda? – decía con una voz tratando de disimular la tristeza sentida en ese momento.
- No… claro que no, solamente queríamos saber… vives sentada y no haces nada por verte bonita…
- Entonces lo que quieres decir es que me veo fea, soy una joven fea y gorda, ¿cierto?
- ¡No! No se puede hablar contigo
- Váyanse a la mierda
Daniela estuvo pensando un tiempo… en que debería hacer, para sentirse mejor ella… para aumentar su autoestima. Empezó a dejar de comer un poco, hacía ejercicio… solamente para bajar de peso.
Ya cumplidos sus 17 años… había bajado un poco de peso, ella se sentía un poco más flaca… pero no hallaba que fuera suficiente, entonces siguió… pero esta vez fue mucho más estricta su dieta, comía la nada misma… y lo vomitaba, solo tomaba agua y comía verduras… claramente si es que no las vomitaba también. Bajo considerablemente de peso… de ser una “gordita” pasó a ser un “esqueleto”, se sentía bien así… sus padres se preocuparon por su cambio, sus amigos y conocidos tampoco la aceptaban, ya que la veían como la niña enferma, a veces no hay como agradarles a la gente, pero esta vez no le importó, se sentía bien bajando de peso, ella se encontraba bonita pero no lo suficiente.
Al cumplir 18 años… se fue de su casa, siendo anoréxica, sus padres preferían que se quedase por miedo a que la enfermedad la consumiera, pero era tarde… ya se había ido y también se había obsesionado. Al cabo de unas semanas sin comunicación entre ella y sus padres, empezó la preocupación… no contestaba las llamadas de nadie, Daniela estaba desaparecida pero con un domicilio al cual recurrir.
Siguieron pasando los días, pero no había rastro… tocaban su puerta y nadie abría, preguntaban a los vecinos… pero ninguno había visto entrar ni salir a nadie, entonces irrumpieron en la propiedad por la fuerza, entonces… ahí frente a ellos, encontraron a su hija… estaba botada en el piso, al lado de ella una botella de agua, pálida… y con vómito cerca de ella, su madre tuvo la esperanza de que estuviese inconsciente, pero ya era tarde… estaba muerta, hace días que debería haberlo estado… su obsesión la mató, su mente la engañó e la hizo verse de otra manera, a sus 18 años había sido otra víctima de las miles que consume la anorexia.
Daniela, fue víctima de la gente… la gente le provocó un daño emocional que se guio a lo físico, lo rescatable fue… que se murió feliz con su físico, o eso creía su mente
Los excesos son mortales de vez en cuando.