NO LOVE, NO PAIN ➣ LEE FLYNN| The Kissing Booth
❝¿Por qué rechazas tanto el amor?❞
O
❝Querer a alguien y brindarle tu amor, es darle todo el poder para que te rompa el corazón❞
❁
The kissing booth...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
━━━━━━━━━━
—¿QUÉ TAL ESTE VESTIDO? —Elle miró expectante a su amiga a la vez que balanceaba la prenda de un lado al otro, la pelinegra suspiró.
—Elle, ¿No crees que ese vestido es un poco, infantil? —Dijo suavemente mientras se acercaba a su amiga, esta la miró sin comprender.
—¿Infantil? Pero si sólo tiene dibujados unos cachorros monísimos —la pelinegra rió, para luego posar su mano sobre el hombro de la ojiazul.
—Sí Elle, infantil, ya no tenemos diez años.
Emma fue hacia la cama, donde había una gran variedad de vestidos, esta empezó a rebuscar entre la ropa. En menos de diez segundos, la chica se giró con una sonrisa triunfante mientras le mostraba un vestido a su amiga.
—Bueno, supongo que no está mal —concluyó para luego acercarse a su amiga y coger la prenda—. No tardo.
Elle fue detrás del biombo, mientras que Emma echaba un vistazo a sus notificaciones. Tras ver un mensaje enviado por el quarterback del equipo de fútbol americano, algo subido de tono, pudo observar la foto de fondo de pantalla, en la cual salía con su hermano.
Aún podía escuchar las risas y los chistes de Blake, aquel día lo habían dedicado para ellos dos. Esa foto transmitía la felicidad de aquellos dos hermanos, quienes desde lejos, se podía ver el amor que se tenían.
Una sonrisa nostálgica se instaló en el rostro de la chica, sin embargo fue retirada en el instante en que su amiga salió del biombo.
Esperando la aprobación de la pelinegra, Emma suspiró y apagó el móvil para observar a su amiga, quien sonreía ampliamente.
—Por favor, dime que este está bien, no pienso probarme más ropa —la ojiazul suspiró y cargó su peso en el otro pie, Emma sonrió ante la actitud de su amiga.
—No está nada mal —cedió.
—Ugh menos mal, pensaba que tendría que probarme otros diez vestidos —dijo para dejarse caer sobre la cama.
—Estás preciosa Elle, y si algún chico dice lo contrario, es que tiene un serio problema —comentó con gracia la pelinegra.
La pantalla del móvil se encendió, dejando a la vista los múltiples mensajes insinuantes por parte de Nathan. Elle sonrió como el gato de Alicia en el país de las maravillas, antes de lanzarse hacia este y mirar los mensajes.
