Por suerte llegue a tiempo a mi cita, la verdad es que no estaba muy lejos de mi casa.
Antes de bajar de mi bici, miré a través del cristal de la cafetería, solía haber poca gente pero era muy agradable para estar. Era un sitio tranquilo, así que no me costó mucho encontrar a Sara. Antes de entrar en la cafetería saqué la cadena de mi bolso y enganché la bici a una farola.
Abrí la puerta de cristal y madera y sonó sobre mí una campanilla que anunció mi entrada.
Sara se giró y al verme, se levantó de su silla y me abrazó con fuerza.
Al separarnos me sonrió y yo le devolví la sonrisa.
-A ver quiero que me cuentes qué era eso que me tenias que decir.
-Si, ahora te lo cuento pero, ¿nos sentamos? - Le pregunté mientras señalaba una silla.
-Si, mejor. -Rió.
Nos sentamos en la mesa en la que anteriormente se había sentado Sara.
Yo estaba un poco triste y asustada de cómo se iba a tomar Sara lo de faltar una vez más a su cumpleaños. Resulta que todos los años me pierdo su cumpleaños porque nos vamos a casa de la abuela y a ninguna de las dos nos hace mucha gracia.
-Bueno... pues a ver si adivinas. Te doy una pista, es lo mismo de siempre desde hace cuatro años por estas fechas. -Sara se puso a pensar.
-Mmm pues a ver... deja que piense.
Su cara cambió; de una cara pensativa pasó a una cara que rogaba que le dijera que no era lo que ella pensaba.
-Dime que no es eso, dime que es una broma.
-Lo siento Sara - Le dije mientras negaba con la cabeza.
-Pff ¿otra vez? - puso cara de fastidio.
-Si, lo siento.
-Pero algo podremos hacer, ¿no? te puedes quedar en mi casa todo el tiempo que necesites. Sabes que siempre eres bienvenida y hay sitio suficiente. -Comentó con una sonrisa.- Venga anda pregúntaselo a tu madre seguro que te deja.
-Ojalá pero lo siento, no puedo
-Pero ¿por qué?
-Porque tengo que vigilar Isa y a Irene.
-¿Y tu abuela?- Le miré.-Ya, lo entiendo. Vale, no pasa nada tranquila. Ya hablaremos por whatsapp o ya te llamaré ¿vale?
-Eres la mejor - Le dije mientas sonreía.
-No es para tanto- dijo mientras miraba a la puerta.- Mira quien viene.
Por la puerta aparecieron Sandra, Clara y Ann. Cuando se acercaron a nosotras les conté lo que le había contado a Sara instantes atrás. A ellas tampoco les hizo mucha gracia pero les dije que haríamos videollamadas por skype todas las noches.
-¿Y cuando te vas? - Preguntó Ann.
-Pues mañana a la mañana.
-¿Ya has hecho la maleta? - Preguntó Sandra
-Querrás decir maletassss - Le corrigió Clara - porque ésta siempre lleva unas cuantas.
-No chicas, no he hecho las maletasss. -Dije imitándola.
Reímos. Estuvimos un rato más hablando y tomando algo hasta que llegó mi hora de irme.Las abracé una por una y después hicimos un abrazo grupal.Me despedí de ellas y salí de la cafetería, cogí mi bici y me dirigí a casa.
Llegué sobre las siete y media a casa.
Mi hermana ya había hecho la maleta e Isa "también" (se la había hecho mi madre, pero bueno).
Cogí a Isa y le di unas gominolas que había comprado en la cafetería, le di un beso y subí a mi cuarto a hacer la maleta.
Metí de todo en mis maletas; pantalones cortos, alguno largo, de deporte, vaqueros, vestidos, faldas, camisetas, etc... Ya estaba casi acabando cuando mi madre me llamó.
-¡Helena, están llamando. Corre, seguro que es para ti!
Bajé corriendo las escaleras, pensé que sería Sara. Cogí el teléfono y me lo puse en la oreja.
-¿Si? - Contesté
-Hola ¿Helena? - Era una voz desconocida, pero sabría decir que de un chico.
¿Quién sería?