PREFACIO

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—Ya saben lo que tienen que hacer —susurró por última vez el chico de cabello castaño a su grupo —.Vayan por el niño, por nadie más.

Todos a plena luz del día, con el sol en su punto más alto, marcharon hasta la puerta de aquel tétrico castillo, escondiéndose entre la maleza.
No había tiempo que perder, se habían preparado por años para el momento final. El mundo humano sería liberado de las ataduras del inframundo.

Conocían el plan de memoria. Entrarían a plena luz de día, tratarían de ser lo más sigilosos posible, escalarían el gótico castillo, irían a la sala hasta el final del pasillo principal, ahí se encontraría dormido y desprotegido el hijo legítimo de Gabriel Agreste y Emilie: Adrien Agreste, futuro rey de las temibles criaturas de la noche. Y sin tentarse el corazón un poco, le clavarían aquella sagrada daga en el pecho como signo de la muerte de un ciclo.

Las criaturas dentro del castillo y a sus alrededores nunca lo sospecharían, estarían tan plenamente dormidos y en paz que apenas tendrían sobre sus mentes el pensamiento estar desprotegidos y en peligro.

No existía fallas. Los cazadores tenían todo a su favor.

—Todo despejado por el ala oeste y norte —comunicó un chico de tez morena a Tom.

El castaño recibió la información confiado. 

—Hay 3 guardias custodiando el sureste de la torre donde se encuentra el menor —esta vez le comunicó una chica rubia de enormes ojos azules.

—¿De qué clase son? —habló Tom a través de su intercomunicador.

—Dos nivel "C" y uno "E".

—¿A plena luz del día? —cuestionó totalmente desconcertado.

—Así parece —respondió igual de confundida.

Tom analizó la situación. Los vampiros de esos niveles eran incapaces de soportar la luz del día. Debieron haberles suministrado la sangre de uno de la élite, pero tuvo que descartar esa idea, jamás un vampiro de élite les daría su sangre... O era una clase de emboscada.

—Audrey, ¿podrías acercarte más y ver si traen un talismán consigo? —intervino Sabine. Una dulce muchacha de ojos grisáceos y cabellera azabache.

—Entendido.

Tom la miró con detenimiento por un corto período de tiempo. Era una de las chicas más destacada entre los cazadores por su increíble inteligencia y astucia, sin mencionar que tenía un carácter fuerte y decidido que le abría paso donde fuera, y no siendo la excepción, también en el corazón de Tom.

—Chica lista —habló haciendo como si le molestara.

—Debieron ponerme al frente de la misión, tú terminarás matándonos a todos. —Dijo ella verdaderamente molesta.

—Tranquila, caramelito —contraatacó divertido del pensar en la futura reacción de la chica.

—Cállate —respondió con un leve sonrojo que intentó ocultar.

Y por primera vez en mucho tiempo los verdes ojos de Tom y los grisáceos de Sabine se encontraron. Era imposible ocultar el amor que comenzaba a crecer entre ellos.

—Hey, tortolos, dejen de pelear, tengo información. —Intervino una voz ruda y ronca.

—Bien Anarka, te escucho —tomó la iniciativa Sabine.

—Son dos nivel "B" y uno efectivamente "E". Parece que será sacrificado a la luz del sol. Por lo cual hay movimiento dentro del castillo, si entramos seremos puré en cuestión de segundos.

—Entendido, cambio y fuera.

Con el ceño fruncido y la rabia hirviendo por sus venas Sabine le proporcionó una merecida bofetada a Tom, ¿Cómo podía haber sido tan irresponsable e idiota para no darse cuenta antes?

—¡¿Qué diablos te pasa?! —cuestionó un aturdido Tom con voz chillona.

Sabine no contestó.

—Resulta que hay un nuevo sheriff en la ciudad —le arrebató a Tom la daga de Hopea y se dispuso a llamar nuevamente a los grupos para cambiar de estrategia. Ese niño no viviría ni un día más.

Dentro del castillo el miedo invadía a nuestros cazadores, era imposible dar un paso sin sentir un potente escalofrío. Dejando atrás el terror, era un lugar bastante lujoso. Candelabros dorados, alfombras rojizas... Todo era hermoso.

De todos los ornamentales del lugar el más llamativo fue el enorme cuadro al final del pasillo. Ese cuadro donde se miraba a una familia feliz con un niño en brazos. Lástima que les duraría poco la felicidad.

—No hay rastro de Gabriel, ni de Emilie; tengo entendido que los guardias de ambos no se encuentran en estos momentos en el castillo.

—Bien hecho, Nino. Tom, André y yo ya estamos a punto de entrar a los aposentos del niño —Sabine intentaba ocultar su voz quebrada.

—Buena suerte —dijo el moreno con una sonrisa ladina. Nunca pudo pensar que lo que pasaría en los siguientes minutos sería crucial para él y para todos.

La madera crujía a cada paso, y el peso de una muerte se cargaba más a sus hombros.

La azabache tenía que pensar con la cabeza fría, antes que humana con bondad y sentimiento era una cazadora dispuesta al bien de todos, era una vida por la de miles futuras.

Sin ni siquiera pensarlo los tres ya estaban frente a la enorme puerta de madera púrpura con los corazones sobre la mano.

Tom tomó aire, Sabine suspiró y André sólo se dispuso a ponerse en guardia. Era el comienzo de una nueva etapa para todos.

Abrieron rápido la puerta y la escena era desgarradora.

Una hermosa madre de cabellera larga rubia sostenía con lágrimas a su hijo. Ella sabía perfectamente que sería, quizá, la última vez que lo vería. No podía hacer nada contra eso.

—Por favor, se los ruego, no lo hagan —lloraba Emilie de manera desgarradora.

Sabine tragó saliva.

—Aléjese del niño si no quiere que le hagamos daño —sugirió André al ver que a su compañera no le salían las palabras.

—Prefiero que me maten a mí, antes que a él.

Nadie dijo nada, simplemente un tétrico silencio reinaba en el lugar.

—Gabriel no se encuentra aquí, pero no tardará en regresar, por favor no lastimen a mi hijo y váyanse, juro que no le diré nada, olvidaré sus rostros o voces... se los ruego. —Pedía la rubia a gritos.

Los verdes ojos de Emilie viajaron a los de de Sabine. Un escalofrío la invadió al ver tal escena.
La azabache meditó un poco. No podía hacerlo, no lo haría.

—La operación acabó. Vayámonos. —Habló autoritaria por el intercomunicador.

Emilie sonrió y y le susurró un leve "gracias".

Cuando la de ojos grisáceos se dispuso a dar media vuelta un estruendoso sonido inundó la sala, seguido del lloriqueo de un niño.

La historia efectivamente había sido cambiada.

In my blood [Miraculous AU!] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora