Capítulo 9

1.8K 142 4
                                    

Tú no contabas los días, no querías saber que el tiempo pasaba. Hacía tiempo que Harry, Ron y Hermione se habían ido, y en la casa se notaba. Todo era tristeza. Todos estaban devastados. A veces se notaban las lágrimas en los ojos de Molly y en los de Ginny, pero tampoco te atreviste a preguntar el por qué.

Nadie habló durante toda la cena. Todos habían decidido irse a dormir, no había nada más que compartir en ese momento, simplemente el dolor que cada uno se guardaba dentro. De repente, la voz de Molly retumbó por toda la casa.

- ¡Despierten! - gritó. Sin darse cuenta, tenía a toda la familia Weasley detrás de ella. - Es Harry, llegó a Hogwarts, con Ron y Hermione, es peligroso para ellos. Debemos ir. - dijo yendo de acá para allá alistando varias cosas.

- De acuerdo. Tomen las escobas y todo lo que sea necesario para llevar. - ibas a empezar a caminar, cuando de repente, eres frenada por Fred.

- No, tú te quedas. - dijo serio.

- ¿Qué? No. Fred, esta mi es mi pelea también, y tú no serás capaz de frenarme. - dijiste safandote. Pero Fred fue más ágil. Tan sólo te tomó de la mano y te atrajo hacia él. 

- Sólo... no quiero perderte, en serio es peligroso. - dijo cerca tuyo.

- Es mi lucha, es mis por padres, es por mi. Quiero frenar esto, quiero recuperar mi vida normal, quiero que este desastre acabe. - dijiste acariciando su mejilla. Fred cerró sus ojos ante tu tacto.

- Eres demasiado terca. - dijo y te sorpendió al sentir sus labios contra los tuyos, pero no te negaste. Jamás los negarías.

- ¡Dejen de besuquearse! - gritó George. - Hay un mundo mágico que salvar. - siguió y te lanzó una escoba, lo mimso hizo con Fred.

- Creo que esos son celos. - dijo Fred.

- Claro que no.

- ¿Ah no? -dijiste revisando su cara. - Estas mintiendo. - lo acusaste. - Siempre abres los orificios de la nariz cuando mientes. - ambos quedaron sorprendidos. - ¿Qué? Son iguales, siempre hacen lo mismo, ¿cómo no darme cuenta? - dijiste retoricamente.

- Vamos, chicos. No debemos perder tiempo. - dijo Molly y toda la familia Weasley comenzó a volar por los aires.

Llegaron a Hogwarts y se encontraron con Remus y Kingsley, que ayudaron a pasar desapercibidos por el castillo. Y estuvieron juntos desde entonces. Se presentaron frente a Snape en el Gran Salón. Y simplemente te dió demasiada nostalgia volver a ver a Mcgonagall, que ella al reconocerte, te dedicó una sonrisa a lo lejos, y tú la devolviste educadamente.

Apenas comenzaron a llegar los mortífagos, todos la Órden se defendían los uno con los otros.

- ¡Hey, niña tonta! - gritó un mortífago. Te diste vuelta para verlo. - ¿Acaso estos son tus padres? - preguntó mientras señalaba a dos cuerpos flotando en el aire. Si, eran tus padres. Ahogaste un grito. - Atrapalos si los quieres. - y comenzó a correr seguido de los cuerpos. Lo seguiste sin pensar. Iba muy rápido, pero no dejarías que se vaya. No se saldría con la suya. De un momento a otro lo perdiste, y tú también. - ¡Avada Kedavra! - gritó alguien y lograste esconderte detrás de una columna a tiempo. Echaste un ojo a revisar.

- ¡Desmaius! - gritaste y escuchaste como un cuerpo golepó contra un muro.

Al girarte, encontraste al mortífago tendido en el suelo. Una sensación de temor te recorrió al pensar que lo habías matado. Pero en ese momento, lo único que te importaba era salvar a tus padres. Corriste hacia ellos y los bajaste. Te pusiste de rodillas frente a ellos.

- Mamá... - dijiste sacudiendola despacio. - Papá... - giraste hacia él. - Despierten, por favor... - dijiste con lágrimas en los ojos. De pronto, escuchate un quejido proveniente de tu padre.

- ¿Hija...? - preguntó y asentiste. - Estas bien... - dijo aliviado y te abrazó. Jamas te habías sentido tan bien. Cuando se separaron, sus ojos se dirigieron a tu madre. - Cariño... - dijo desesperado. 

- No despierta... - dijiste llorando. Tu padre seguía sacudiendo a tu madre. Tú no parabas de sollozar. De repente, sentiste una mano en tu hombro. Sabías que era Fred. Te paraste y saltaste a sus brazos. Otro quejido se escuchó, ésta vez era tu madre.

- ¿Cielo...? - miró a tu padre y éste asintió - ¿Hija...? - preguntó llorando y tú asentiste. - Están bien... - dijo y los abrazó. Te sentías bien. Estabas completa. Al separarse, todos se quedaron viendo a Fred. - Ven, Fred. Tú también. - dijo. Fred sonrió y se les unió en aquel abrazo.

- Yo no quiero interrumpir este hermoso momento, pero estamos en medio de una guerra. - dijo Fred.

- ¿¡Qué!? - gritaron ambos padres.

- ¡Avada Kedavra! - se escuchó y todos se agacharon.

- ¡Desmaius! - gritaste y el mortífago salió volando.

- Esa es mi niña. - dijo tu padre y recibió un golpe de tu madre. - ¿Qué? ¿Has visto como ha lanzado ese hechizo? Fue excelente. - dijo y tu madre sonrió sin querer.

- Vamos. - dijo Fred y tus padres comenzaron a correr. - Estuviste excelente. - dijo y te dió un beso en la mejilla. - Anda, hay que salvar al mundo como sólo nosotros sabemos hacerlo. - dijo y tomó tu mano. Juntos comenzaron a correr. Si, estaban en peligro, pero juntos nada los detendría.

Ángel guardían Donde viven las historias. Descúbrelo ahora