1 día para la purga anual
Me acabo de despertar y me duele absolutamente todo. ¿Por qué? Miro a mi alrededor y no entiendo como he podido llegar aquí. Estoy en el puto suelo. ¿Tanto bebí ayer? Me cago en todo. ¿Cómo se puede ser tan borracho? Coloco mis dos manos en el suelo y me impulso, intentando salir de este. Lo consigo, pero te prometo que ello no me es nada fácil. Me tiro de lleno en el sofá. ¡Joder! Me he clavado algo. Salgo rápidamente de este, mirando qué coño ha pasado. Son cristales. Me cago en Dios. ¡¿Por qué hay cristales en mi sofá?! Cierro un poco los ojos mientras, inconscientemente, coloco mi mano derecha en mi espalda. Son de una botella, y es la de 43. Joder. ¿Qué puta broma es esta? Un dolor de cabeza espantoso aparece, provocando que grite. A ver, pedazo de subnormal, céntrate. Empiezo a caminar, como puedo, y llego al baño. Le doy la espalda al espejo y me miro. Que puto horror. Duele mucho y es insoportable. Empiezo a arrancarme los cuatro cristales que tengo clavados. Al terminar, suspiro y relajo mi cuerpo. Por fin. Que mal lo he pasado, tío. ¿Sabes qué? Ya que estoy aquí, me voy a dar una ducha. Me deshago del pantalón corto de color negro que llevo y entro en la bañera. Me siento en esta y abro el grifo. Dejo que el agua fría caiga. Coño, que fría está la jodida. Pocos segundos durará esto. Giro el grifo en su dirección contraria para que pueda dejar de salir agua fría, y eso hace.
Cuando noto lo relajante que es todo esto, cuando noto como las heridas de mi espalda dejan de estar ahí, cuando noto como mi cuerpo se humedece, ahí, justo en ese momento es cuando realmente me siento yo mismo. Voy a dejar de pensar tanto. Me sumerjo totalmente en el agua, tapando mi cabeza. Me quedo así unos segundos. Una canción viene a mi cabeza, y la verdad, no se decirte cual es, pero sé que está ahí. Por falta de aire, vuelvo a salir. Vuelvo a salir al puto mundo real. Vaya mierda. Busco el jabón y echo un montón en el agua. Saco mi brazo opuesto y hago una línea de jabón. Me encanta como huele la lavanda, es lo mejor del mundo. Empiezo a frotar mis manos por todo mi cuerpo, entre ellas, por mis brazos... Por todos lados, vaya. Un escalofrío recorre mi cuerpo, sorprendiéndome. Joder, eso ha sido realmente raro. Noto como mi ingle se tensa y para mi puta sorpresa, una erección aparece. ¿Qué coño? Una expresión de asombro total aparece en mi rostro. Si alguien me viera, pensaría que nunca me he visto la polla. En fin. ¿Qué hago? Coloco mi mano en ella, esperando que algo me ilumine o que venga Dios y me la coma. Y yo que se...
Taylor aparece en mi cabeza. Ostia puta. Esos labios, ese cuerpo... Agarro mi miembro con fuerza. Si... Ya está. Empiezo a mover mi miembro de arriba a abajo a gran velocidad. Echo mi cabeza para atrás, haciendo que mi piel se ponga de gallina. Suspiro y un pequeño jadeo se me escapa. Recuerdo a ese chico a la maldita perfección. Nunca lo había vuelto a recordar de la misma manera que lo hice el mismo día que lo vi. Es tan... perfecto. Esta sensación... ¿Qué coño es? ¿Amor? Continúo moviendo mi erección a mucha velocidad. Taylor... ¿Qué coño me has hecho? Hijo de puta. ¿Por qué no estás aquí, haciéndome la paja? Con mi mano sobrante, acerco mi dedo a mi trasero. Lo introduzco levemente. Dios, sí.
- Taylor... - susurro.
Introduzco mi dedo corazón todavía más a dentro. Empiezo a gemir muy pero que muy levemente. Este dedo debería de ser de Taylor, no mío. Una pequeña contracción muscular en mi abdomen, me activa. Aumento el movimiento de mi mano. Aumento lo profundo que está mi dedo. Joder, sí. Creo que me voy a correr ya. Empiezo a decir su nombre repetidas veces, y el placer se apodera de mí. Joder... Que intenso ha sido.
Termino de bañarme y salgo. Cojo una toalla limpia y me seco. Voy a ir al comedor. Alguien tendrá que recoger ese desastre o si no, se quedará ahí. Por gracia divina, todavía tengo tabaco. Ayer por la noche me fumé dos paquetes. Joder, puto vicioso de mierda. Saco un cigarro y me lo enciendo. Abro las ventanas para dejar que la peste a tabaco, alcohol y demás cosas que no se reconocer, salgan. Pienso en tirarme por el balcón, pero la verdad es que no ganaría nada con ello. Problemas para las personas que me importan, que, aunque sean pocas, las tengo en estima. Todavía no me puedo creer que las hormonas de la pubertad volvieran a mí en la bañera. ¿Hola? ¿Es que tengo catorce años como para ponerme cachondo por, simplemente, ponerme jabón? Voy a dejar de darle vueltas a ello. Si, sé que eso es raro. Yo no dándole vueltas a las cosas, pero bueno. La gente cambia, supongo. Será cosa de haber dormido en el suelo. Mañana me despertaré, y como ya habré dormido en mi cómoda y perfecta cama, pues volveré a ser yo. El amargado de turno. Creo que esa es la idea que la gente tiene sobre mí. No es la verdad, eso seguro, aunque, a veces, si lo es. La ceniza se me cae al suelo. Bueno, no pasa nada. Cojo la aspiradora y lo... aspiro. En fin. Unos valiosos minutos es lo que tardo en acabar de limpiar este puto desastre. Voy a mi habitación y me visto con lo primero que encuentro. Vuelvo al comedor y me tiro de lleno en el sofá. Qué alivio. Esta vez no me clavo nada. Enciendo la televisión y es entonces, cuando me doy cuenta de que no tengo el móvil a mano. No puede ser. No móvil, no party.
Busco mi teléfono por todas partes, pero no lo encuentro. Cojo el teléfono fijo y me llamo. Si, todavía tengo fijo. No es que lo use, es que venía con la tarifa de la fibra y todo eso. Escucho como el típico tono de iPhone suena. Vale, está en el sofá. Meto la mano en el hueco que hay entre los cojines de este. Mierda, todavía tiene batería. Este día está lleno de sorpresas. Miro las notificaciones que tengo en la pantalla. Mensajes insignificantes es todo lo que encuentro. Espera. No, no todo lo que veo lo es. Kate me ha dejado un mensaje de voz. Desbloqueo el teléfono y lo escucho. Madre mía, que borracha va. Dice que algún día podríamos hacer una cena. Sonrío levemente al escuchar su ebria voz. Joder Kate, estas hecha una puta alcohólica. Cuando parece que va a terminar de hablar, una amiga suya pronuncia unas palabras que me dejan aturdido. "Si, tu podrías ir con Taylor". Kate le grita que se calle y el mensaje de voz se termina. ¿Qué? Taylor... Frunzo el ceño, algo preocupado, pero escéptico, deshago la arruga en mis cejas. No, dudo que esté hablando del mismo Taylor que me tiene tan asqueado e ilusionado. Aunque... puede ser.
Pienso en ello detenidamente. ¿Por qué iba a estar Taylor, si no, en la fiesta de Kate? Bueno, hubo gente que no conocía de nada a Kate, lo cual también me hace pensar que puedo estar volviendo loco. Tiro el teléfono al sofá y voy en busca de mi portátil, que está en el estudio. En el camino de vuelta al comedor, paso por la puerta de la cocina, y me detengo en esta. Sí, claro que sí. Dejo el portátil en la mesa de cristal del comedor y entro en la dicha cocina. Cojo uno de esos vasos tan bonitos que todos tenemos en nuestros armarios para ocasiones especiales y lo lleno del licor más fuerte que tengo en la despensa, ergo Johnny negro. Coloco dos hielos en el dicho vaso y vuelvo al sofá. Enciendo el portátil, introduzco mi contraseña y abro el navegador. Busco el perfil de Kate Smith por todas las redes sociales que conozco. Et voila! Cuenta de Twitter de hace unos años, olvidada, pero no eliminada. Investigo todo lo que puedo. Mi rostro se tuerce; se rompe y se resquebraja al ver una foto de Kate junto a Taylor en una cala preciosa de aguas cristalinas. Recuerdo haber oído que Kate me mencionase ese viaje, lo que no recuerdo es vivirlo. Ya sé. Miro la fecha de la fotografía y me doy cuenta que ella; bueno, ellos hicieron este viaje antes de que yo la conociera.
Eso lo explica todo. Apoyo mi espalda en el sofá, dejando que una leve presión domine las cuatro heridas que tengo. Cojo el vaso y le doy un sorbo algo grande para mi gusto. Mojo dos dedos con Johnny negro y los paso por las heridas. Mi dolor se refleja en mi rostro. Tenso los brazos y termino mi tarea. No pienso dejar que esto se quede así. No pienso ser el único ser humano de toda la faz de la tierra que no haya probado a este chico. Quiero venganza, quiero sangre, quiero que rueden cabezas...
No. Exhalo al darme cuenta de que había estado conteniendo el aliento. Joder, que intenso. Vuelvo a darle un trago al vaso y de nuevo, otra chispa de enciende en mí. Un ente oscuro se posa encima de mis hombros y se apodera de mí; de mi alma y de mis pensamientos. De mis más oscuros deseos y de mi cordura. Si... Si. Quiero que Taylor sea mío. Que llore, que suplique por más. Que me diga que me detenga, que quiera que continúe, que quiera sangre...
Un pequeño orgasmo sale de mis labios, rozando la piel de estos. Un escalofrío me hace volverme loco. Sin saber porque, levanto mi culo del sofá y voy al gran espejo que tengo en el baño. Miro mi rostro, atento a todas y cada una de las facciones de este. Tú, pedazo de hijo de puta. Tú eres una mierda. No vales para nada. Hasta tu mejor amiga es capaz de complacer sus más oscuros e íntimos deseos, mientras que tu... No vales ni para robarle un beso a alguien tan mortal y frágil como Taylor.
Frágil.
Mortal.
Joder, qué asco das.
- ¡Cállate! – grito delante del espejo.
Arrugo mis labios, furioso. ¿Por qué lo haces? Joder, no puedo evitar reír al verte. Eres un payaso, un bufón; el mejor de toda la corte. Todo el mundo se ríe de ti. Morirás solo, eso dalo por seguro. Acerco tu vaso a mi boca y le doy un trago. Sin duda, exquisito. Inútil.
- ¡Que te calles!
Eres una decepción para todo aquel que te conoce. Aprieto mi mano, convirtiéndola en un puño, y la arrollo contra el espejo. Vuelvo a sangrar, pero esta vez por otro lugar. Eso, hazte daño. Es para lo único que vales. Junto mis manos con mis mejillas y empiezo a moverlas por ellas, exageradamente, produciéndome algo de daño. El vaso de Johnny negro se estrella contra el suelo, dejando un sonido de lo más delicioso; el sonido de la destrucción. Solo debes pensar en lo bien que sienta el caos, la desesperación, el miedo y la tortura. Tienes veinticuatro horas, cariño. Aprovéchalas. Una lagrima sale de mis ojos. Penoso... Tú no eres capaz de sacarles provecho. Deberías dejar que yo me encargue de todo.
Cierra los ojos. Está bien. Ahora, duerme.
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la purga
RomanceUn chico, Ethan. Una obsesión. Una noche. Una fiesta. Una historia llena de oscuros pensamientos. » Algunos párrafos contienen lenguaje vulgar. » Contenido explícito y adulto. » Gay [=homosexual=] - Boy&Boy.