Convergir

Omitirlo Es Mejor

Cuando siento que nada podría suceder, que todo podría seguir normal es cuando pasa. Pasa lo inesperado, como cuando te llaman sin ser invitado!

Su voz, esa voz rasposa algo ronca y aspera daba una sensación de escalosfríos, algo inevitable de sentir cuando se entra en pánico.

Solo susurraba una y otra vez mi nombre pero lo hacia con detenimiento; como si le deleitaba pronunciarlo o solo lo hacia para causar terror y conmoción al tenerme prisionera de mis miedos.

Salí corriendo como pude, no sabía exactamente hacia donde dirigirme solo pensaba en salir de ahí, así que solo segui mi instinto que me llevo atravezar la sala hasta llegar a la puerta principal, intente abrirla y fracase. No me habia percatado de que está estaba cerrada debía de encontrar mis llaves para abrirla; eso implicaba pasar lo suficientemete cerca del aterrador pasillo del que habia salido como una bala disparada.

Al comenzar a caminar, me di cuenta de que mis pasos eran algo inestables, trate de ser lo más sigilosa posible hasta acercarme a la pared donde comenzaba el angosto y largo pasillo, ya que me encontraba algo desorientada por lo acontecido y no se había alejado por completo de mi el miedo; aun lo  sentia carcomiendo mis huesos podia sentir como la sangre que corria por mis venas se helaba cada vez más con cada paso en falso que daba lo que me dificultaba poder caminar con normalidad.

Al llegar aquella pared que dividia el pasillo de la cocina sin pensarlo dos veces me adentre sin más y del otro lado en el  costado de la pared de la pequeña cocina se encontraban mis llaves; a lo que las tome salí corriendo hacia la puerta principal.

Podía sentir como algo se avecinaba hacía donde me encontraba, de nuevo sentí ese frío recorriendo todo mi cuerpo, como si estuviera examinando cada rincón de el, podria jurar haber oido unos pocos pasos sordos, casi y ni audibles pero lo suficiente para ser escuchados que provenían de aquel pasillo.

Como pude intente abrir la puerta, cosa que se me dificultaba ya que está tenía un pequeño e insignificante detalle; era algo necia para abrir por así decirlo, había que girarla aplicando no mucha fuerza pero tampoco muy suave, solo lo necesario para que pudiera rodar el pasador, a veces solo giraba la llave a medias y esta se endurecia de nada, sin que me permitiera quitar el pasador, como hay veces que sin girarla completa y solo a la primera abria. ¿No podía ser más necia e irritante esta puerta? — pensé.

Al lograr abrir la puerta sali corriendo, atrevece el porche hasta llegar a la otra puerta, me detuve en seco antes de que pudiera llegar, habia notado que alguien estaba parado ahí, mi corazón se estrujo de una manera impensable, mis manos temblaban como gelatina, mis piernas torpemente me obedecían, era una segura señal de que aun seguía aterrada.

Hasta que escuche su voz.

Esa voz me erizo la piel, trapasandola como unos rayos X llegando hasta mis huesos, senti como todo mi ser se estremecía. No sabía como reaccionar. Así que por impluso corrí, corrí hacia la voz llamandome.

— Ashley, ¿estás bien? Tienes una cara de espanto! — dijo aquella voz gruesa que me era familiar.

— Sí... sí lo estoy. Es solo que... Veía una película paranormal, pero ya termino y dedicí salir un momento — respondí titubiando, no sabía exactamente que decir. No me creería el cuento de haber escuchado y sentido a alguien más en la casa. Así que con nerviosismo decidí omitirlo.

— Esta bien— dijo dudosamente, mientras se acercaba para darme cariñosamente un ligero golpe con sus enormes puños en mi hombro izquierdo, en forma de saludo, lo que ocasionó que de mis labios saliera un leve chillido de dolor.

— ¡Ay! — dije inconscientemente frunciendo el ceño, pude escucharlo reir a mis espaldas mientras camina en dirección a la puerta de la entrada que conducia a la sala de estar.