Capitulo 2

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-Esto será interesante- dice con una sonrisa mientras acerca más su cara y puedo sentir su aliento en mi rostro.

-¿Podrías dejarte de ridiculeces?- vire los ojos- y aleja tu cara de la mía- Me analizo por un momento entornando los ojos y dio un paso para atrás con un rostro pensativo.

-No eres como ellos- dijo tocándose la barbilla con la mano.

-¿Qué? no entiendo ni madres- al parecer mis palabras lo sacaron de su extraño estado de reflexión porque me vio como si hubiera encontrado algo muy importante o algo que llevaba tiempo buscando pero no tenía idea de si algún día lo iba a encontrar o si siquiera existía, y me sonrió, fue una sonrisa rápida y burlona pero en el fondo reflejaba algo extraño en ella.

-No creo que ese sea vocabulario para una señorita-

-Me importa un carajo lo que tu creas- este hombre extremadamente guapo me está desesperando, lo único que quiero justo ahora es que se vaya de una vez

-Vaya que tienes carácter- vuelve a acercarse y me tiende la mano- mi nombre es Adam Brown.

Miro su mano y luego su cara, levanto una ceja y él me sonríe como si estuviera animándome a no dejarlo con la mano extendida, suelto un pequeño suspiro y le estrecho la mano.

-Aledis Weber-

-Encantado- sonríe coqueto sin soltar su mano de la mía, retiro mi mano un poco incomoda y me vuelvo a sentar estirando las piernas en señal de confianza.

-Bueno Adam, dime ¿Qué te trae por estos lares tan adentrados del bosque?-

-Me gustan los lugares alejados- arrastra una silla, la coloca frente a mí, se sienta y se inclina un poco- pero no hablemos de mí, mejor dime ¿Qué hace una linda chica como tú en esta vieja cabaña? Es peligroso- suelto una leve risa.

-Soy suficientemente capas de cuidarme sola- levanto la barbilla para darle un toque de confianza a lo que eh dicho- y la verdad es que nadie entra en el bosque, llevo toda mi vida viniendo aquí y es la primera vez que me encuentro a alguien.

-Entonces espero que te acostumbres porque me vas a ver seguido, me acabo de mudar al otro lado del bosque y me agrada la idea de andar por aquí de vez en cuando-

-En ese caso dime los días y la hora en la que vendrás- digo cruzando los brazos.

-¿Y eso porqué?- dice seductoramente.

-Para saber que días no venir- su expresión cambia de ser una de ligue a una de fastidio con vergüenza, solté una carcajada al ver su expresión- ¿no pensaras que estaba interesada en ti, ¿verdad?- me incline un poco más a él- porque no tienes tanta suerte- le giñe un ojo.

Adam me vio un poco sorprendido, pero su expresión me dice que no es por lo que le dije, sino como se lo dije, como si realmente no lo considerara alguien lo suficientemente atractivo para fijarme en él, entonces entendí, Adam es el tipo de chico alto, guapo, musculoso, y con ese aura tan encantador de chico malo en el que todas las chicas de mi edad (o incluso mayores) suelen caer, babeando por él y dejándose seducir.

Me levanté de la silla y me dirigí a la puerta, la abrí, pero antes de salir me giré.

-Un placer Adam, espero no volver a verte- y salí.

Camine sin voltear ni una sola vez, aun cuando escuche a Adam salir de la cabaña. Mi celular empezó a sonar y lo saque del bolsillo trasero de mi pantalón, "Simón" aparecía en la pantalla.

-¿Hola?

-Aledis, estas en problemas- parece que está muy preocupado.

-¿Por qué?

-Todos saben lo que le hiciste a los chicos del equipo- en realidad pensé que era algo malo, Simón siempre exagerando.

-¿Qué hay con eso?- suelto un leve suspiro- Simón, eso es normal, todo el mundo se entera de las bromas que hago

-Esta vez es diferente, todo el mundo piensa que te pasaste Aledis, nadie se ríe y los chicos están mas que enojados, los uniformes que destruiste son los que mandaron a hacer especialmente para la final y sabes que eran importantes no solo para ellos sino para la escuela, cuando el director Evans se entere no quiero ni pensar lo que te va a hacer, puede que hasta te expulsen.

-Pero Simón, los uniformes nuevos se supone que los usarían únicamente en la final, los que yo destruí son los de entrenamiento.

-No Aledis, Evans quería que los utilizaran en un entrenamiento para saber si no tenían algún tipo de incomodidad con ellos.

-¡Mierda!- me estoy empezando a preocupar- ¿cómo demonios se supone que lo sabría?- estoy tan absorta en la conversación que no me percato de que ya salí del bosque y estoy a solo unos metros de mi coche- como sea, hablaremos de eso mañana me tengo que ir.

Guardo el celular de nuevo en el pantalón, entro en el carro y me quedo un momento pensando en todo lo que me dijo Simón, maldigo mientras golpeo el volante con las manos, si el director Evans se entera de lo que le hice a los uniformes seguro que me expulsa.

Enciendo el carro y me dirijo a mi casa, cuando llego no veo ninguno de los carros de mis padres, seguro que siguen en el hospital, con su trabajo de cirujanos casi nunca están en casa, estaciono el carro, agarro mi mochila del piso del carro y entro a la casa directo a mi cuarto, aviento la mochila a algún lugar de la habitación y me acuesto en la inmensa cama, hoy ha sido un día agotador.

Tomo mi celular y veo mis mensajes, tengo algunos no muy lindos por parte del equipo de futbol y otros tampoco lindos, pero esos son por parte de simples estudiantes que se encuentran un tanto indignados, maldita sea, ¿cómo voy a convencer a todos de que fue un accidente?

Me siento agotada física y mentalmente, así que sin importarme nada me acomodo a dormir y mañana pase lo que tenga que pasar y que sea lo que Dios quiera.

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Aledis Weber en multimedia.

Abriendo los ojosWhere stories live. Discover now