CAPÍTULO 1

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Depresión, máxima depresión.
Si no me equivoco creo que todos hemos estado así en algún punto de nuestras vidas, en el que todo es un agujero negro del que te crees que no puedes salir, todo te sale mal, te separas de todo y de todos…
Pero luego está la felicidad, la máxima felicidad. Qué es el momento en el que se va desvaneciendo ese agujero negro, todo empieza a cobrar la pizca de color que había perdido, le vas dando ese sentido de vida a todo... aparece por fin ese alguien o algo que te ayuda a integrarte nuevamente en el mundo.
Mi nombre es Tracy supuestamente en latín significa guerrero valiente, en verdad siempre me ha dado igual el significado que tenga cada nombre lo que aún no sé es la importancia que tendrá de aquí en adelante aunque yo todavía no lo sepa. Tengo 17 años, es decir estoy en la adolescencia, en donde todo mayor dice que es la etapa más bonita de nuestra vida y en la que más debemos disfrutar... por si todavía no te has dado cuenta mienten, es una completa basura.  La presión del Instituto, los falsos amigos, los desamores, por no hablar de esas hormonas que nos hacen que se nos altere todo el sistema y ser lo más bipolar que hayamos conocido.
Vivo con mi madre y mi hermana. Adivino que os estaréis preguntando ¿dónde está esa figura paterna?  bueno pues no está, estuvo presente en mi infancia pero solo para malos recuerdos, así que como si no hubiera estado, ya que de todas formas de un día para otro desapareció.
Eran fechas de Navidad, exactamente faltaban 3 días para el día de Reyes, ese que esperan ansiadamente todos los niños. Llevo varios días viendo bastante rara mi madre, no sé que la puede pasar ni me hago a la idea de algo. Así que pensé que esa misma noche se lo preguntaría, creo que todos tenemos como un sexto sentido y esta situación a mí no me daba nada de buena espina.

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