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Se encontraba apoyado en la barra del bar en el que trabajaba con una bandeja en la mano llena de bebidas y otros postres que debía servir a sus clientes. No se había dado cuenta de que había estado cinco minutos aproximadamente observando al chico rubio que estaba al lado de la ventana del fondo hasta que su jefe salió de la cocina y le gritó que atendiera de una vez a los clientes. Se sobresaltó por el grito tan repentino haciendo que todas las bebidas de la bandeja estuvieran a punto de derramarse; sin embargo el novato hizo un esfuerzo sobrehumano para que nada llegara a tocar el suelo.
Cuando logró ponerse firme fue hacia una mesa donde había un anciano leyendo el periódico a preguntarle si la cerveza era para él, de tanto pensar se había olvidado de algunos pedidos pero parecía que la cerveza sí era para él. Por cierto, ¿y el chico rubio de antes? Miró hacia la mesa donde había estado sentado pero él ya no estaba. Y no se había ido sin pagar porque ni siquiera estaba tomando algo cuando lo estaba observando, ¿entonces qué había venido a hacer ese chico aquí?