Miré mis maletas, tres grandes y dos pequeñas, todas tenían de todo. Mi cuarto estaba limpio, listo para guardar todos los buenos momentos. Los posters de mis grupos favoritos seguían ahí, las fotos con mis amigas también y el cuadro que mi primo había hecho de mi novio y yo seguía con la misma cara de felicidad que cuando la pintó.
Mi cama estaba tendida y los tres osos de peluches y canguro estaban alineados perfectamente. Mi televisión apagada como todos los días y mi tocador vacío.
Me daba nostalgia pensar en que sería la última vez en mucho tiempo en que vería mi cuarto, me daba felicidad saber que estaba limpio y que así se quedaría, que ya no llegaría yo para tirar mi mochila cuando llegara de la escuela o aventar los peluches cuando mi novio me hiciera enojar.
Me sentía bien conmigo misma, y eso era la base de algo interesante y cosas positiva.
-Espero que te mantengas limpio- dije cerrando la puerta del cuarto y viendo el "Alexa" que estaba pegado en mi puerta.
Mi padre me ayudó a bajar las maletas, ahí me esperaba Pablo (mi novio), mi mamá, mis hermanos, Gisela, Andrea, Darla y Esmeralda, quienes eran mis mejores amigas.
Una vez que bajé las escaleras, lo único que pude hacer fue sonreir. Mis amigas se acercaron y me dieron un abrazo grupal.
-Te vamos a extrañar, Alex- me dijo Andrea, ella era un poco más alta que yo y su cabello era de café claro y su piel blanca -no me olvides, perra
-Claro que no- le conteste haciéndome el cabello hacia atras -ni tu me olvides
Se le lloraron los ojos
-Te escribí una carta- dice dándome un sobre -léelo cuando vayas en camino
Asentí y ella se hizo a un lado para que Gisela me diera un abrazo. Ella era muy alta, demasiado alta pero muy bonita y con muy buen cuerpo, no hace falta decir que era modelo en una agencia muy conocida en la ciudad.
-Alex- dice mientras me abraza y empieza a llorar a llanto abierto -No sé qué voy a hacer de mi vida sin ti- me abraza más fuerte
-Comer más- le contesté con mi voz cortada por el sentimiento que ella emitía, si a alguien amaba era a ella. Ella era mi mejor amiga, siempre nos habíamos apoyado mutuamente en cada decisión, pero nunca en esta. Nuestros ideales eran totalmente diferentes cuando les comenté que iriá hacia un nuevo destino.
Ella se ríe con las lágrimas mojando sus mejillas.
-Te quiero, Gisela- le di un beso en su mejilla y después vino Darla.
Mi relación con Darla era muy rara y divertida y ambas nos dábamos el toque de diversión diaria. Mi amor hacia Spider Man llevó a Darla a decirme Mary Jane.
-La Mary Jane se va de rol a otro lado- dice dándome un abrazo -y nos deja su recuerdo y su cuenta de Skype.
-Tienes tanta razón- le dije y me da otro abrazo antes de que Esmeralda se despidiera de mi.
Fue lo mismo con ella, sin embargo, su abrazo fue más largo y más fuerte. Cada segundo me apretaba más y yo hice lo mismo porque sabía que pasaría mucho tiempo hasta que volviera a darle un abrazo así, o quizás nunca lo volvería a hacer.
-Tu me diste toda tu luz- me dijo cuando por fin cedió -yo te doy toda mi fuerza- sonrie y yo sonrio mientras asiento a sus palabras.
Siguió Pablo, quien se mostraba sereno. En mi mente surgió el recuerdo cuando le dije que me iría y el no podría ser un obstaculo. Intentó por cielo, mar y tierra llegar al mismo lugar que yo, noches sin dormir, papeleos por doquier para que una carta le negara venir conmigo. Después de eso, intentó convencerme de quedarme.
Pablo y sus ojos café, su sonrisa tan forzada en ese instante pero al menos lo intentaba. Mi novio que probablemente se convertiría en amigo después de unos meses. Aquel chico que me conquistó con flores y gestos.
-Corazón- me dijo agarrándome de la mano y dándome un beso en la frente -te voy a extrañar pero te prometo que tu presencia la sentiré hasta en la sien, al igual que tu sentirás la mía.
El, tan romántico y tan preciso.
-Desde ahora te siento- sonreí y empezamos a caminar hacia afuera donde me despedí de todos mientras mi papá subía las maletas al carro.
Le prometí a Andrea que volvería para terminar de ver los vídeos que hicimos en la preparatoria y que le escribiría como todos los días, a Gisela le dije que me encargaría de que se acordara de mi cuando se hiciera famosa, prometí conseguirme un gato para acordarme de Darla y su amor hacia los gatos y que cumpliría mis metas como me había exigido Esmeralda.
Pablo me daba un beso en la mejilla cada cinco segundos y cuando por fin mi mano se tuvo que separar de la de él, el me jaló a un beso.
No quería soltarlo, inclusive pensé en romper los boletos.
Pero, ya estaba decididó. Con la pena en mi corazón, tuve que dejarlo ir, a el y a todas mis amigas y a mis padres cuando me tuve que despedir de ellos en el aeropuerto.
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Tú y yo.
Teen FictionCuando Alexa se tiene que ir a vivir con su tía y sus primos a Helsinki sabe muy bien que va a ser un gran cambio. Dejando atrás a toda su familia, amigas y novio, se embarca a una nueva aventura en la cual tendrá que vivir con su tía y sus cuatro p...