– ¿y que les dijiste?
– lo que sabía.
Edward se sentó en la mesa y corto la jugosa carne en pedazos.
– no te harán nada. – dijo llevando un trozo a su boca para saborearlo lentamente. – yo me encargaré de eso.-
– descuida, no estoy asustada. Además, no hice nada malo.
El se detuvo a mirarla con una dudosa expresión.
– me refiero a Cassandra.
El hombre de ojos azules hizo una breve pausa - ya veo. Pobre muchacha, que trágico final para alguien tan joven.
– ese maldito detective. cree que yo soy la culpable de su muerte ¿que se cree? ¡Ni si quiera sabe la historia!
– Cassandra se suicido en su habitación, ¿qué hay de sospechoso en eso?
– cree que yo la asesine. Como fui la que encontró su cuerpo.
– que idiota. – chasqueo la lengua alzando su codo para beber el vino.
– dejare eso para después, ahora tengo que encargarme de el director. Ya tengo algo planeado pero necesito tu ayuda y la del malcriado de Anders.
– aún no entiendo por qué le pagas a ese muchacho.
– el consiguió el video de mayra.– tomó un poco del jugo de naranja que estaba servido en la copa.
– ¿sabes lo que escuche en los pasillos?
– ¿que?
– El video de Mayra es el más visto en las páginas porno.– exclamó riendo con triunfo. Edward la miró con cariño, por fin la veía sonreír, no importaba la razón o el motivo, el solo verla feliz aunque fuera por un efímero momento era todo la mayor recompensa de este mundo. Entre las risas de el y ella Erin entró al comedor y tomó la bandeja que estaba al lado de su jefe.
– señor Edward, le llevaré la cena a el señor Lander.– él asintió con la cabeza.
– Erin. Voy contigo.–
– ¿estas segura? Puede ser peligroso.
Edward la interrumpió antes que se levantara de la mesa.–
– no será mucho tiempo, solo quiero ver cómo se siente.–
Se levanto rápido de la mesa casi corriendo, dio un efímero beso en la mejilla de Edward.
– buenas noches.–Alta y más bien rígida, Erin subía las escaleras con la bandeja de plata en las manos. Tenía el mentón largo y saliente, su cabello se movía al ritmo de sus pisadas, Kande la seguía en silencio, habían subido varios pisos para llegar a un Largo pasillo que solo tenía dos habitaciones, una de madera caoba y la otra de mármol.
Erin tocó dos veces la última puerta. espero en silencio y desde adentro se escucho un quejido diciéndole que pasara.
– buenos días señor lander, le traje su cena.–
El hombre estaba sentado en un gran sillón rojo que le cubría toda la espalda, solo se veía su mano sosteniendo una copa de vino.
– hola tío.–
Kande entró rápido a la habitación casi empujando a Erin, el hombre no se dio la vuelta seguía observando el fuego que ardía en su chimenea, Kande se sentó en el suelo casi a su lado, el la miro con una breve sonrisa a la que ella también respondió.
Erin dejo en la pequeña mesa la bandeja con los panes y el trozo de carne, y sin decir nada cerró la puerta.
– ¿Edward te envió? –
– no. Quise venir a ver si estabas de buen humor y parece que acerté.–
– no es necesario.
– lo sé.–
– tu mamá. Llamo el otro día, lo se porque escuche a Edward hablando con ella.–
– ¿mi mamá hablando con el tío Edward? Que extraño, siempre pensé que te llamaba a ti.–
– no contesto ninguna llamada. – dijo fríamente. –tengo curiosidad sobre cómo va tu plan ¿ha salido algo mal?
– hasta ahora nada. Todo va muy bien.
– eso es bueno.Al día siguiente Kande se levantó como todas las mañanas, cepillo su cabello, tomó desayuno en esa infinita y oscura mesa, se despidió de Jacob, tomó el autobús que pasaba a unas cuadras de su casa, para esas horas ya estaba repleto así que no tuvo otra opción que irse de pie.
– de verdad no entiendo por qué lo haces .– Una voz varonil se le había acercado súbitamente.
Anders viajaba en el mismo bus, fingió cederle el asiento a una anciana cargada de bolsos para acercarse a ella.
– nunca te pedí que me entendieras.
– si lo sé, pero al menos deberías decirme algo. Así no me sentiría como un criminal o un cómplice. Todas la escenas de las que había sido cómplice pasaron por su mente, era tan horrible sentirse la peor miseria del mundo.
– eso es lo que eres.
– como si tú no lo fueras.
– nunca lo he negado.
Era gracioso ver cómo el chico trataba de disimular sus nervios sin éxito alguno mientras que Kande actuaba de la misma forma que siempre, sin expresión alguna.
Habían llegado a su destino, bueno casi, ya que el recorrido los dejaba a cuatro o cinco cuadras de la escuela, ella se bajo como si nadie la siguiera pero Anders insistía en disimular su evidente culpa.
– no se cuales sean tus intenciones pero lo que estás haciendo no es bueno, no puedes llegar y arruinar la vida de las personas a tu antojo como si no tuvieras nada mejor que hacer.
– ¿nada mejor que hacer? – ella se dio la vuelta y lo observó por un largo momento, Anders comenzaba a incomodarse pero kande continuaba mirándolo sin decir nada, parecía que tenía una lucha consigo misma, quiso decirle todo lo sentía y porque estaba haciendo esto pero solo apretó los labios con fuerza y dio un pequeño suspiro.
– ¿de verdad crees que hago esto por qué no tengo nada mejor que hacer? –
Era la primera vez que Anders lograba notar un sentimiento expresado en su rostro lastima que este fuera el de la impotencia.
– No quiero que me entiendas, y tampoco quiero explicarte porque estoy haciendo esto, pero si quieres inventar alguna razón dentro de esa pelota que tienes por cabeza inventa algo mejor.
Continuó su camino como si nada, Anders espero unos segundos para maldecirla dentro de su cabeza hasta que vio cómo su sombra desaparecía a la vuelta de la esquina, entones el también retomo su camino.
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Sin perdón
Teen FictionLuego de ser hostigada por sus compañeros y haber sufrido un accidente Kande decide fingir haber olvidado todo y actuar como una chica alegre y bondadosa para así poder vengarse y hacer justicia. para esto conseguirá la ayuda de Anders, un chico q...