II

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Tomó al muchacho en brazos y lo cargó hasta el sofá, notó que era muy liviano para ser tan alto. Corrió a buscar una manta cuando vió al muchacho temblar, antes de taparlo le quitó los desgastados zapatos y la ropa mojada.

Su corazón se encogió al ver que la piel del pelinegro estaba pegada a los huesos, había pasado mucho hambre. Fue a la cocina e hizo un poco de sopa y puso la ropa mojada a lavar junto con el calzado, aunque él hubiese preferido tirar todo a la basura se percató de que podría ser lo único que el muchacho tuviese.

Volvió donde lo había dejado con un plato de sopa caliente y lo sacudió un poco mientras rogaba no fuera muy tarde para ayudarlo. Confundido y desorientado abrió sus ojos, se asustó cuando descubrió que ya no estaba vestido.

-Tranquilo, puse tus cosas a lavar porque estaban mojadas. No quiero hacerte daño, te desmayaste en la puerta de mi casa. ¿Lo recuerdas? -Luego de unos segundos asintió -te hice un poco de sopa, podrías enfermar por salir con este clima. -Dijo tendiendole el plato.

Jimin no era amante del contacto con otras personas pero había algo en el muchacho que despertaba cierta amabilidad que había olvidado poseer, sentía una gran necesidad de protegerlo. -Gracias- la dulce voz lo sacó de sus pensamientos, el chico lo miraba con timidez y el plato vacío.

Jimin sonrió -de nada. ¿Cual es tu nombre?

-Jungkook

-Bien, yo soy Jimin. ¿Por qué estabas en la lluvia pidiendo ayuda? -El contrario bajó la vista avergonzado- Necesito saberlo, no puedo ayudarte si no se nada de ti.

-Ya me ayudó mucho señor Jimin, no tiene que hacer más.

-No me digas señor, pareces de mi edad -dijo riendo. -Ahora, responde. -ignoró lo que el muchacho había dicho.

Jungkook suspiró resignado. -Tengo 25 años, mis papás murieron cuando tenía cinco y he vivido en la calle desde entonces.

LEER, ESCRIBIR, AMAR |JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora