9. ¿El día perfecto?

11 2 4
                                    

Han pasado como 10 minutos desde que mi padre ha llegado a casa, y yo estoy fingiendo estudiar para que no empiece la misma pelea de siempre. Sé que debería estudiar más pero que me obligen a estudiar... pues no me motiva demasiado, incluso padre me ha quitado el móvil porque piensa que así me concentraré más para hacer los deberes, pero lo único que consigue es que yo piense que desconfía de mi y entonces me apetece mucho menos esforzarme con respecto al instituto.

Estaba a punto de acabar uno de los muchos dibujos que hago para intentar no aburrirme, cuando oigo un ruido golpeando mi ventana, me digo a mi misma que habrá sido el viento o un pájaro y sigo dibujando cuando ese ruido se vuelve a repetir, qué extraño. Me levanto para mirar por la ventana a averiguar qué pasa, y veo que alguien está en mi jardín tirando palos a mi ventana. Pronto veo que se trata de Alex, a lo que abro la ventana para preguntar que cojones quiere.

- ¿Qué quieres? Estoy estudiando -ruedo los ojos devolviéndole uno de los palos que ha quedado en mi ventana.

- Tan amable cómo siempre -rie- me preguntaba si querías salir a tomar algo.

- ¿Ahora? No puedo.

Todavía me cuesta acostumbrarme a verle en persona.

- ¿No puedes o no quieres?

- No puedo, mi padre no me deja salir de la habitación -suspiro- cree que estoy estudiando.

- ¿Y no te dejará salir aunque sea por unos minutos? Ni que estuvieras en la cárcel.

- Es como si estuviera en una... -miro detrás de mí para asegurarme de que la puerta de la habitación está cerrada y nadie puede escucharme hablar.

- Puedes saltar por la ventana -propone, a lo que yo me volteo para mirarle con los ojos como platos.

- ¿Tú quieres que me mate?

- Hay un árbol enfrente de tí, puedes descender por el ¿no?

- Estás loco -me opongo totalmente.

- Venga, no es para tanto -sonríe para intentar darme seguridad- yo te ayudaré.

- Uy sí, eso me tranquiliza mucho más -pongo los ojos en blanco.

- ¿Prefieres quedarte ahí encerrada?

- Como me mate dirás qué es tu culpa.

Al final accedo no muy convencida e intento agarrarme al tronco del árbol.
Joder, esta es la mayor locura que he hecho en mi vida, y la bronca que me voy a llevar por parte de mis padres va a ser enorme, pero el que no arriesga no gana.
Desciendo por el tronco agarrándome a las ramas y a lo que puedo para intentar no romperme algo. Oye, esto no es tan difícil como parece. Cuando llego casi al final siento que unas manos rodean mi cintura y me levantan para llegar al suelo. Qué cojones acaba de pasar.

- No hace falta que me ayudaras, podía yo sola -le recuerdo y el mira al suelo con una pequeña sonrisa.

- Bueno... era por si acaso -se encoje de hombros y yo le doy un pequeño empujón.

- ¿Adónde vamos a ir?

- No sé, había pensado en ir al centro comercial, tomar un helado... o lo que quieras -me mira tímidamente a lo que yo esbozo una pequeña sonrisa, no sabía que en la realidad sería tan tímido.

- Me parece perfecto -digo empezando a caminar.

El día con Alex está llendo bastante bien, me he reído mucho y hablamos como si nos conociéramos de toda la vida. Primero hemos ido a tomar un helado, y luego hemos pasado por algunas tiendas a mirar ropa, como siempre a mi no me ha gustado nada para comprarmelo. Aunque el me ha insistido muchísimas veces en que me comprase algo, pero siento que nada me queda bien.
La tarde se está pasando volando, incluso me he olvidado de que al llegar a casa mis padres me van a matar, pero siempre he sido una hija demasiado buena, nunca me he escapado, ni salido hasta muy tarde, ni ido a la discoteca... creo que ya es hora de empezar a vivir algo más la vida.
Lo único que me incomoda ahora es el hecho de que la gente que nos ve piense que somos pareja, o igual no lo piensan, no sé. Estoy demasiado paranoica.

- Me lo estoy pasando genial, hay que repetir esto -dice Alex mientras paseamos por los largos pasillos del centro comercial.

- Sí, pero la próxima vez no quiero ser yo la que tiene que jugarse la vida para salir de casa -río y tomo otro sorbo de mi batido.

- Trato hecho -dice con una sonrisa.

- ¿Qué hora es?

- Las... -mira su reloj de pulsera- las diez de la noche.

- ¿¡Las diez!? -exclamo alarmada, madre mía, mis padres me van a matar.

- Sí ¿tan tarde es?

- Tengo que volver a casa, ahora mismo -digo acelerando la velocidad de mis pasos, y el me sigue.

- ¿Pero qué pasa?

- ¡Mis padres! Madre mía, nunca más me van a dejar salir.

Creo que voy a explotar.

- Diles que has salido con una amiga o algo, no es para tanto.

- ¿Y qué voy a decir? ¿Qué me escapado de casa por la ventana? -odio tener que acabar el día tan maravilloso que he tenido así, pero es que se ha hecho demasiado tarde.

- Lo siento, fue por mi culpa y...

- No, no te preocupes -me detengo para mirarle- es que tengo unos padres demasiado sobreprotectores, no es tu culpa.

- Si quieres voy a decirles que ha sido mi culpa, yo te obligué a salir -baja la mirada.

- No me obligaste, yo accedí a ir contigo -sonrío- y no me arrepiento de haberlo hecho.

- ¿Segura? -alza un poco la mirada para mirarme.

- Claro, seguro que se les pasa el enfado enseguida, tranquilo -hago una pausa y al ver que no obtengo respuesta, sigo hablando- nos vemos mañana en clase.

- Vale -se limita a responder y sonríe- no me heches mucho de menos.

- Creeme que ni si quiera me acordaré de tí -bromeo y empiezo a caminar para irme a casa.

El camino a casa se me ha hecho muy largo, demasiado. Pensándolo bien tampoco es para tanto lo que he hecho ¿no? La gente de mi edad lo hace constantemente, y no vuelven hasta casi la madrugada, yo solo me he escapado por unas horas.
Ahora mismo me encuentro frente a la puerta de mi casa, pensando en como coño me voy a disculpar o en que voy a decir ¿cómo se lo explicaré? Hola mamá y papá, siento haberme escapado por la ventana sin vuestro permiso es que iba a salir con un chico que conozco en persona desde hace menos de un día.
¿En serio, Rebeca? Es la primera cosa mala que hago, seguro que mis padres me entenderán, o eso espero.

Introduzco la llave en la cerradura lentamente y la giro hacia la derecha para abrir la puerta y entro intentando hacer el menor ruido posible con la esperanza de que mis padres no se den cuenta, aunque se van a acabar enterando igual.
Avanzo por el pasillo y me dirijo a subir las escaleras con el mayor cuidado posible subiendo a mi habitación. Pero me doy cuenta de que todas las habitaciones están con la puerta abierta y no se escucha ni un mísero ruido.

- ¿Mamá? ¿Papá? -digo en voz alta, con esperanza de encontrar una respuesta, pero no la hay, qué raro.

Entro en cada habitación y veo que no hay nadie en casa ¿qué está pasando?
Bajo de nuevo a la cocina y busco alguna nota o algo para que me digan a dónde se han ido.
Veo un pequeño papel pegado a la nevera con un imán, y voy corriendo hacia a él para ver si me da alguna pista.

"Erika se ha puesto muy enferma, hemos ido al hospital."

Al leer la nota me asusto mucho, miro el papel por delante y por detrás para ver si escribieron el nombre del hospital. Pero no, ni una pista más.
Recuerdo que cuando era más pequeña mi hermana se ponía enferma a menudo, pero no era una simple fiebre, era mucho más. A veces se tenía que quedar ingresada en el hospital y yo pasaba días sin verla. No sabemos que le pasa exactamente. Su cara se pone muy pálida y le dan fiebres muy altas, creemos que tiene alguna especie de alergia pero no estamos seguros.
Madre mía, ahora me siento muy mal. Mientras mis padres tuvieron que ir corriendo al hospital porque mi hermana estaba muy enferma, yo fui al centro comercial a pasármelo bien, que estúpida soy joder.
¿Qué se supone que debería hacer ahora?

<<11:11>> ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora