Narra Claudia:
Era la una del mediodía y yo aún iba con mi corto pijama de Minnie Mouse, algo infantil para mis 16 años pero que seguía vistiendo con una sonrisa de oreja a oreja.
Estaba apoyada en el marco de la ventana que se encontraba en la cocina, estaba dejando una horrible marca en mi codo pero aún así no me aparté. Mi madre se encontraba a mi izquierda, cocinando lo que parecían ser unas lentejas. Una mueca se dibujó en mi cara y sin separar mi mano de debajo de mi barbilla le espeté:
—Ya échale veneno y acaba de matarnos.
—-¿Pero qué locuras se te están pasando por la cabeza ya? —mi madre no compendió que el comentario lo solté porque comer lentejas recién hechas un día de verano a 34°C era un suicidio.
—¿Qué locura? Lo digo porque hace demasiado calor pa' comer eso —reí de forma suave y ella me imitó.
—Lo tendré en cuenta para los próximos días.Dejé de descansar mi peso sobre el marco de la ventana y giré mi cuerpo esta vez apoyando mi culo en la pared. Me había pasado como 10 minutos esperando que Cristian, casualmente, apareciese por ella y pudiera hablar con él sin que pareciera que lo andaba buscando, pero no sucedió.
Cogí mi móvil abriendo la aplicación de Instagram y suspiré, demasiado alto al parecer porque mi madre empezó a preguntar sobre ello.—Oh, ¿qué te pasa, cariño? —mis labios se curvaron en una leve sonrisa para transmitirle calma.
—Nada, niñatadas, como siempre —mi nariz se arrugó mientras uno de mis ojos se entrecerraba, queriendo quitarle hierro al asunto.
—Eso espero, sabes que puedes contarme cualquier cosa —su mirada pasó de las lentejas a mi cara, yo asentí haciéndole saber que el mensaje había sido recibido. —Pues venga, siéntate que ya está la comida.Al oír eso di unos pasos para acercarme a la mesa pegada a la pared donde ya estaban puestos los cubiertos y los vasos de la comida. Era una mesa cuadrada decorada por un calendario, que marcaba finales de julio, y un pequeño jarrón que siempre guardaba una flor. Alrededor de ella se podían ver tres sillas, mi madre y yo siempre nos sentábamos frente a frente, dejando la silla que daba cara a la pared desocupada.
Con anterioridad la había ocupado los novios de mi madre, pero yo me había encargado de que esas relaciones no llegasen a buen puerto porque ninguno de los hombres hasta ahora me había parecido suficiente para ella.
Sirvió la comida con un cucharón y mientras comíamos, empezamos a hablar de cosas banales como los últimos cotilleos que habíamos oído por el barrio y cómo nos iban las vacaciones.🌸🌼🌸🌼🌸🌼🌸🌼🌸🌼🌸🌼🌸🌼
Estaba en mi habitación y volví a abrir Instagram por enésima vez. Abrí la pestaña de los mensajes y entre los que tenía busqué su nombre, pero no estaba ahí, aparecía más abajo sin estar resaltado.
Como por arte de magia apareció un story suyo, esperé unos segundos y lo abrí. Era Cristian en su cama, simulando un bostezo y preguntando quién le desaburre. No pude hacer más que rodar mis ojos y pensar en todas las tías que iban a abrirle solo por escribir eso, y una guerra interna sobre si contestarle o no se empezó a generar en mi cabeza. Siempre he tenido la sensación de qué cuando te gusta alguien cualquier cosa que hagas puede revelar tu condición de enamorada, y por ese motivo últimamente me ha resultado tan complicado verle, más sabiendo que me resulta difícil ocultar estas cosas.Me dije a mí misma que no fuese estúpida, habíamos crecido juntos puerta con puerta, no resultaría para nada extraño invitarle a pasar la tarde o proponerle algún plan.
Mis dedos empezaron a teclear "vente a mi casa si quieres" y, después de un minuto contado de ver mi dedo revoloteando encima del botón enviar, lo pulsé.
Realmente no me daba miedo escribirle un mensaje, lo que me daba miedo era recibir cualquier respuesta cortante o haciéndome saber de algún otro plan más interesante que estar un rato conmigo.
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Sin querer.
Non-Fiction||El roce hace el cariño.|| Las madres de Claudia y Cristian han sido amigas de toda la vida, tuvieron hijos casi a la misma vez. Estos han crecido juntos, haciendo crecer a la vez un sentimiento el uno por el otro. Claudia asegura ser demasiado p...