Cuando llegué a Nueva York todo era diferente, sus casas, su gente, su comida, sus modales incluso la manera de ser.
Me hice la idea de que estaría solo por estas tierras y exactamente fue así hasta llegar a la high school.
Aún tenía quince años cuando entré, y me sentía despavorido, era más tímido que ahora y demasiado patoso.Al pasar los meses conseguí hacer unas cuantas amistades, pero la que me interesó en gran medida fue aquellos quienes compartían mis gustos y sobretodo los que eran hispanos.
Con el tiempo supe que mi pasión era la música, deseaba centrarme en ello y volcar toda mi pasión en un oficio como ese. Quizás de profesor de música, o quién sabe.
Mi amigo Freddy me presentó a un tal Álex, que también era latino. Era un as con la guitarra, se le veía tan solo al rozar las cuerdas, esa afinidad que tenía con ella.
- Deberías estar en una banda, eres muy bueno.
- Y lo estoy. - esa fue la palabra que me abrió las puertas a otro rumbo de mi vida.De de ese momento me interesé más por el, quería conocer a sus amigos, su banda y todo lo que podían hacer.
Ese sábado había quedado en presentarme a su banda, para ese entonces yo ya tenía 17 años y era más espabilado que antes, aunque seguía estando nervioso.
- Mira, ellos son Thomas y Leonel.
Me acerqué a los dos para saludarles.
- ¿Sois todos? - pregunté expectante, ya que tenía la incertidumbre de haber visto uno más en fotos.
- No, yo soy el líder, me llamo Fabián.
Entró des de la puerta principal un joven castaño de pelo corto con una chaqueta café de cuero y unos pantalones de ese estilo setentero que tanto me gustaban.
Dejó las llaves en la mesa principal y las compras a un lado.- ¿Y tú?