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Envuelto en lágrimas y un incómodo revoltijo de sentimientos atorados en su interior, Jihoon soltó una risa amarga al leer aquella última carta. Claramente no había ido en el orden correcto que SeungCheol pretendía que tuviera cuando escribió para él, pero había cumplido con la orden de leer todas las notas hasta el final.

Había sido JeongHan quien le había entregado los sobres y le había dicho aquello, y luego SeungCheol se lo había recordado entre sus líneas.

El corazón no le iba bien, iba muy rápido. No sabía si por la conmoción, el dolor o todo lo demás que estaba sintiendo. Las palabras de SeungCheol, su mejor amigo, su amor, habían calado en lo más profundo de él y lo habían dejado hecho un desastre.

Mientras leía no pudo evitar sentir enojo, rabia, decepción, tristeza, arrepentimiento y sobre todo amor. Porque el amor de SeungCheol era reciproco, y la idiotez también.

Jihoon lloró a rienda suelta, abrazando la pieza de papel contra su pecho. Lloró a suspiros, quedando sin aire y con el corazón rompiéndosele de a poco con cada quejido. Lágrimas calientes rodaron sin cesar por sus mejillas, apenas permitiéndole ver. Apenas pudiendo funcionar en medio de los espasmos producidos por el llanto. No supo cuánto tiempo permaneció así y solo cuando pudo recuperar una décima parte de su control, fue que miró a todas las hojas desdobladas y los sobres regados en el suelo de su sala; un débil lloriqueo salió de entre sus labios, amenazando más lágrimas por salir.

De manera desordenada se limpió las mejillas con el dorso de las manos temblorosas e intentó poner su cabeza en orden para al menos recordar en donde tenía su celular. Recordó que lo había dejado en la cocina y con lentitud gateó hasta la pared más próxima para ayudarse a ponerse de pie e ir a buscar el aparato. Encontró el número de JeongHan entre las llamadas recientes, había hablado con él antes de ponerse a leer, y marcó, sintiéndose desgarrado por dentro mientras esperaba a que contestase.

Jihoon...

Se relamió los labios antes de hablar y solo pudo modular un murmullo roto—. Dime él que no-

Aún no, pero está mal.

—¿Muy mal?

Necesita un trasplante de corazón y no ha encontrado uno todavía.

Jihoon suspiró de forma entrecortada, apretando su mano libre en un puño contra la mesa—. ¿En qué clínica está?

—¿Quieres verlo?

—Por supuesto —exhaló amargamente, la pregunta pareciéndole estúpida—. ¿Dónde está?

Te iré a buscar, no puedes manejar en este estado.

—Puedo ir solo.

Eso lo .

—JeongHan-

Dije que te iré a buscar, por favor espérame y no hagas una locura mientras llego.

A regañadientes aceptó que JeongHan fuera a por él y luego de terminar la llamada, dejó el celular sobre la mesa y se pasó ambas manos por la cara, había dejado de llorar, pero no por eso significaba que estaba mejor. Respiró profundo un par de veces y volvió a la sala para recoger las cartas del suelo; su mirada se perdió entre las palabras mientras las recogía y volvía a lloriquear cuando atrapaba en su retina los te amos y las disculpas del mayor.

Las cosas que nunca te dije ➳  JiCheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora