Capítulo cuatro.

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Harry.

— No nos jodas. — replicó Liam por enésima vez haciendo que rodáramos los ojos. — No tenemos que ir, además, ellas lo iniciaron todo.

— No me importa quien lo haya iniciado.— Dijo seriamente nuestro representante. — Lo que importa que es que la noticia está por todo el mundo y nadie deja de hablar de eso... Tanto ellas como ustedes están en graves problemas es por eso que irán a "Guerra de Bandas" a ver si se pueden empezar a llevar bien.

— ¿Guerra de bandas? odio ese programa y no creas que podré llevarme bien con ellas.— dije y me cruzé de brazos.

— Lo siento pero no me dejan otra opción, ahora, necesito calmar a una prensa, tranten de no destruir nada, ¿okay?— todos asentimos y se fue. Zayn llegó triste y lo miramos confundidos.

— ¿Qué te pasó negro?- le preguntó Niall mientras Zayn suspiraba fuertemente y lo miraba con cara de pocos amigos.

— Primero, no me digas negro, segundo.— fue y abrazó a Liam mientras comenzaba a sollozar. — Perrie me cortó.

— Oh, qué mal, lo siento Zayn.— susurramos todos, Zayn empezó a llorar y mientras todos lo abrazamos.

— Anímate amigo, ya no tienes que preocuparte por ir a comprar zapatos a las tiendas, ni tener que besarla, ni verla cada día en la casa. — murmuró Niall y todos rápidamente lo vimos enojados.

— ¡NIALL!— gritamos los cuatro y Niall se encogió de hombros.

— Yo solo decía...— y todos volvimos a ir a consolar a Zayn que lloró aún más fuerte.

Ese día salí a mi casa porque tenía vacaciones, dos semanas y las aproveche para ir a ver a mi mamá y Gemma.

"Holmes Chapel." pensé, agarré un avion a Londres y cuando llegué, había camaras y me fotografiaron. Se me revolvió el estomago al pensar que dentro de dos semanas esa será mi vida. Llegué por fin a Holmes Chapel.

"Hogar dulce hogar." suspiré y derepente voltee a la casa vecina y la vi llegar.

Rose Smith.

mi vecina de siempre. Tenía sus maletas y no se veía muy feliz, al parecer a ella tampoco le gustó la idea de el reallity, este era el secreto de ella y yo. Que nos conociamos desde siempre. No recuerdo cual fue el motivo para odiarme pero ni nuestros amigos saben esto, ella me volteó a ver y me dió una media sonrisa, yo a ella. Me gustaba su sonrisa, y ella un poco, pero eso era algo que nadie lo sabía y por eso debía actuar como un completo maldito, no me gustaba sentir eso por ella, pero a la vez sí. Era algo que ni yo mismo podía entender. En eso escuché como abrían la puerta de mi casa y voltee rápidamente a ver.

— Hola hermosura. — me abrazó mi mamá y luego me ayudó con las maletas, llegó Gemma y me abrazó.

— Escuché de tu pelea con Rose. — hice  una mueca y me senté en el mueble.— Recuerdo cuando ustedes dos jugaban a la mamá y al papá y...

— ¡Gemma!—le grité avergonzado y ella empezó a reírse de mi mientras  mamá llegaba y se sentaba dejándome una taza de té en la mesita de la sala.

—Oh claro, y cuando llegaste a la casa diciendo que Rosie te gustaba y Gemma te dijo que era tu primer amor.-dijo mamá riéndose mientras yo trataba de que se callara pero Gemma siguió hablando.

—aww, sí. Y hasta le hacías canciones y poemas y ella ti porque se gustaban demasiado. — mamá y Gemma voltearon a verme y cuando me vieron sonrojado, empezaron a reírse más fuerte haciendo que me levantara del sillón mientras agarraba la taza de té y me dirigía a las escaleras.

— Eso ya pasó, jamás volverá a pasar. Si me disculpan, iré a mi habitacion. — murmuré lo último y mientras subía las escaleras, escuche a Gemma hablar.

— Ah, eso me acordó a cuando la espiabas por tu ventana y....

— ¡YA BASTA! ¡ME LARGO DE AQUÍ! — Grité muy sonrojado y ahora sí corrí. Cuando llegué, me di cuenta que eso parece haber pasado en otra vida porque ahora todo es diferente. Cerré la puerta y me senté en mi cama mirando hacia la ventana que daba a la habitación de ella y allí ella estaba tirada en su cama mirando al techo, se me hizo raro verla así ya que la conocía como la palma de mi mano y eso significaba que algo no andaba bien en ella o en su vida personal. No creí que me contará en ese momento cuando  antes me contaba todo nada más al verme. La seguí viendo un rato hasta que ella se dió cuenta que la observaba haciendo que se parara, abriera su ventana y sacara su cabeza de ella mientras me sonreía haciendo que sintiera mil cosas que eran un gran secreto hasta para mí.

Guerra de BandasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora