Difíciles momentos deberán afrontar.
Perder a conocidos, no era nada comparado con perder a la persona que amas.
"Cuida aquello que es más valioso, no sabes cuándo puedes perderlo"
"Tiene tus ojos"
[......]
"¿Tienes algo para decirme?"
[......]
"S...
Todo se estaba descontrolando, no había salida y los caminantes no tardarían en entrar, los cristales no aguantarían por mucho tiempo. Estaba entrando en pánico al no tener una salida.
—¿Que encontraron abajo? —Pregunto el oficial
—No una salida.
—Debemos encontrar una —Dije tratando de calmar mí respiración agitada, subimos nuevamente a la sotea, el oficial tomo unos binoculares y observo por uno minutos.
—Hay una zona de construcción, esos camiones siempre tienen llaves a mano.
—Nunca lograras pasar a todos esos caminantes tu solo —Mire hacía donde decía, pero todo estaba repleto de esas cosas.
—Tu me sacaste del tanque —Dijo el hombre mirando a Glenn.
—Si pero estaban distraídos alimentándose.
—Podemos distraerlos otra vez —Propuso tratando de dar una idea claro del nuevo plan.
—Muy bien, escuchenlo tiene un plan, una carrera contra la muerte —Hablo Merle.
—¡Te puedes callar de una maldita vez, Merle! —El sujeto solo me mostró el dedo del medio
—Los atrae el sonido, ¿cierto? —Pregunto el oficial.
—Si, como los perros, si oyen un sonido se acercan —Respondio Andrea —Además de oírte, te ven, te huelen y si te atrapan te comen.
—¿Pueden detectar nuestro olor?
—¿Tú podrías? —Le pregunté.
—Huelen a muerto, nosotros no, es inconfundible —Dijo Andréa mirando al oficial, entonces el nos quedo observando para hacer que fuéramos con el.
—Tengo una idea —Respondió y nos dedicamos a seguirlo. Pero al parecer no sería una gran idea si volvíamos a la tienda, el oficial quería que nos cubriesemos de carne podrida.
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—Toma —Me entrego unos guantes azules, también le dio unos a Glenn.
—No creo que sea buena idea.
—Tiene razón, por favor detente, piensa lo un tiempo —Le dijo Morales al oficial.
—¿Cuanto tiempo? Ya pasaron un grupo de puertas, el cristal no resistirá para siempre —Respondio el oficial tirandonos unas gabardinas blancas.
—Tenemos que traer un caminante.
—Bien —Respondimos todos, entonces Glenn tomo un bate, mientras yo le abrí la puerta al sheriff y a Morales, ellos salieron y trajeron una de esas cosas. Cuando lograron matarlo, lo pusieron en un lugar despejado del cuarto y el oficial se puso unos anteojos raros, para tomar un fiero y rompio la caja para poder sacar la hacha.
Todos estábamos con los guantes y la gabardina cubriéndonos, mirando al oficial y como agarra la hacha para dar el primer golpe, pero no lo hizo. Se agacho y empezó a buscar entre los pantalones y camisa de esa cosa, de tanto buscar encontró su billetera y credencial.
