CAPÍTULO 1 :DISCRIMINACIÓN

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Michael Jackson, estadounidense de nacimiento, lleva prácticamente toda su vida viviendo en España. Su familia salió de Estados Unidos hace años para disfrutar de unas vacaciones en España y les gustó tanto el país, el ambiente, la comida y la gente, que decidieron prolongar su estancia allí quedándose una temporada. Aquella temporada se hizo algo permanente y terminaron quedándose a vivir en el país de las fallas, el chotis, la feria de Abril, la paella y el mojo picón.

Cuando la familia llegó de vacaciones a dicha nación, Michael era un niño muy pequeño, apenas tenía cuatro años de edad. Desde el momento en que decidieron establecerse allí, el padre de familia comenzó una intensa búsqueda de trabajo. Desconocer el idioma le puso las cosas algo complicadas a Joe, pero la casualidad y la suerte quisieron que el padre de la familia conociera a Jack, un estadounidense radicado en Madrid desde hacía un par de años que le contrató como conserje de la compañía de seguros de la que su nuevo conocido era dueño, además el americano también tenía en propiedad un edificio de apartamentos de lujo en el que cual vivían muchos angloparlantes y los fines de semana el marido de Katherine Scruse trabajaba allí también de conserje. En esta ocasión al menos podía comunicarse con más personas en su idioma natal, ya que varios de los moradores que habitaban en el edificio eran también estadounidenses y algún que otro británico.
El empresario tenía un gran corazón y trataba a todos sus empleados de manera cercana y afectuosa ya que para él era muy importante mantener un buen contacto con sus empleados. Después de todo ellos luchaban por su sueño, trabajaban bien y estaban comprometidos con la empresa, y Jack tenía que tratarlos como pensaba debían ser tratados. Durante el horario laboral él ejercía de jefe, pues esa era su labor, y los empleados hacían lo que tenían que hacer. Fuera del horario laboral se le podía ver con algunos empleados tomando algo. Todos eran personas, la única diferencia es que él era su jefe, le había ido mejor en la vida. Gracias a ello poseía una buena fortuna y varias empresas a lo largo del mundo, aunque eso no le convertía en alguien mejor que aquellos que económicamente no habían sido tan afortunados. Al menos el millonario lo veía así. Le molestaba mucho lo que hacían otras empresas, eso de despedir a alguien solo porque consideran que ya era mayor para desempeñar su labor o que directamente no contrataban a personas pasados los cuarenta y cinco años, mucho peor si ya alcanzaban los cincuenta años.
¿Acaso la gente de esa edad ya no es competente? ¿Acaso no tienen que comer, no tienen derecho a trabajar? ¿Por qué los discriminan de esa manera?

Están tan obsesionados con la juventud que no se dan cuenta del daño que hacen, y tampoco de lo valiosa que es la experiencia de alguien que lleva años en una empresa.

Él, en cambio no tenía problemas con la edad de un candidato que buscaba trabajo. Si tenía hueco en alguna de sus empresas y su perfil se ajustaba a lo que buscaba, contrataba a esa persona sin mirar nada más. Le daba igual el sexo, la edad, religión etc. Solo deseaba gente trabajadora y honesta.

El patriarca de los Jackson trabajó con su compatriota durante veinticinco años y ambos fraguaron una amistad que duró toda la vida.
Cuando Michael Jackson cumplió treinta años tuvo la suerte de entrar a trabajar en la misma empresa en la que su progenitor estuvo durante tanto tiempo. El muchacho se había quedado en paro porque la empresa en la que estaba prestando servicios se arruinó y tuvo que cerrar. Poco después su prometida falleció atropellada por un choque que se dio a la fuga justo el día en que iban a reunirse para fijar una fecha de boda. Eso le destrozó y su corazón nunca volvió a latir por ninguna mujer, al menos que su familia supiera. Tuvo que sobreponerse pronto y seguir con su vida y pensó que tener la mente ocupada le ayudaría.
El amigo de su padre se enteró que el muchacho andaba a la búsqueda de un empleo y le dio cita para entrevista. Sin embargo el joven no estaba muy seguro de acudir. Él jamás había vendido seguros. No tenía nada que ver con a lo que se dedicaba con anterioridad; descargar mercancía de camiones.

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