"Natalie"

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POV Juli
Había pasado toda la noche llorando. No quería ver a nadie y por primera vez en mi vida sentía un odio inexplicable dentro de mí ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué se rindió? Yo la amaba, la amo y sé que ella me ama ¿Por qué se deja llevar por los prejuicios?
Estaba aferrada a mis sábanas llorando cuando una llamada en mi móvil me hizo salir de mi estado. Corrí para ver si era ella, pero fruncí el ceño al ver que era de Marcela. Eran las 6 de la mañana, no era algo normal verla despierta a estas horas.
-Dime-
Al oír lo que tenía para decirme Marcela dejé caer mi móvil y estallé en llanto.
Marcela estaba en el hospital, pues anoche, después de salir de la fiesta habían tenido un accidente. Ella estaba bien, pero Natalie no había tenido tanta suerte
Al llegar al hospital, Marcela y Miru estaban abrazadas en un rincón llorando. Al verme ambas corrieron hacia mí y me abrazaron desesperadas. Yo estaba como que ida. Natalie era mi mejor amiga, por así decirlo. Era la más graciosa y pura de las cuatro ¿Por qué a ella?
Su madre y su padre, hablaban con los médicos, mientras que Lucho, su novio estaba llorando descontrolado sentado en una silla.
-¿Cómo está?- le pregunté a Marcela
-Inconsciente. Le están haciendo pruebas-
-¿Va a estar bien? ¿Verdad?- dijo Miru mirando a Marcela, la cual no supo que responder
Esta simplemente abrió los brazos, y como la mayor que era nos contuvo todo el rato. Eso era algo que amaba de ella. De todas era la más protectora
Los médicos no descubrieron nada. Al parecer el golpe había ocasionado daños que provocaron que entrara en estado de coma. Ahora yo me encontraba ahí, frente al cristal de su habitación, viendo como estaba rodeada de cables. Parecía estar dormida, y era lo que estaba, lo único que podía no despertar jamás.
De pronto sentí alguien a mis espaldas. Al sentir su aroma supe exactamente quién era. Sin decir nada, ni reprocharle nada me dejé caer sobre ella. Muy pronto sentí las delicadas manos de Viole contenerme. Dejó un beso en mi cabeza y me contuvo toda la noche. Lloré todo lo que pude sobre su regazo, mientras ella solo masajeaba mi espalda
Finalmente nos dejaron pasar y las tres corrimos desesperadas. Ahí estaba ella, rodeada de cables y con sus ojos cerrados. Estaba algo golpeada pero se veía hermosa. Todas la rodeamos  y yo no pude evitar coger su mano.
Todas lloramos, hasta que de mi boca casi inconsciente comenzó a salir la letra de su canción favorita. Sabía que le gustaría escucharla. Muy pronto Marcela estaba a mi lado cantándola y más tarde Miru.
Llorábamos entre letra y letra. Nos dolía el corazón cada vez que cantábamos. No sé por cuánto tiempo cantamos, pero era la forma de hacerle sentir que estábamos ahí… a su lado, y que no nos iríamos de ese hospital sin ella.
Y así día tras día durante meses fuimos al hospital a visitarla. Nos acostábamos a su lado y cotilleábamos como siempre. Marcela le contaba sus locas historias de sexo, mientras yo le hacía chistes. Miru se encargaba de peinarla, mientras que Lucho no paraba de traer regalos. Cada día veníamos, incluso en pruebas. Donde pasábamos la madrugada estudiando y leyéndole cosas con la esperanza de que pudiera oírnos
Ese día Marcela y yo estábamos a su lado, mientras Miru solo nos miraba desde lejos. De buenas a primeras Marcela estalló y comenzó a llorar
-Coño, despierta- le dijo alterada -¡Despierta por favor!- aferrándose a ella
-Dale, Nati ¿Quién me va ayudar con la matemática?- dije acariciando su rostro dormido
-No sé qué voy a hacer sin ella- me dijo Marcela llorando desesperada. Se acercó un poco hacia su rostro y comenzó a acariciarlo –Sé que siempre estábamos peleadas, y que yo muchas veces te trababa mal, pero te quiero… te quiero mucho. Nunca te lo dije pero te quiero-
Yo la miré sorprendida, sabía que a Marcela le sucedían cosas con ella, pero nunca lo había dicho en alta voz
-Te amo- susurró dándole un leve beso en la mejilla
Tanto yo como Miru tratamos de no reaccionar. Sabíamos que Marcela no era muy abierta en estos temas del corazón, por lo que solo asentimos
-Mira que tardaste ¿Eh?- oímos un susurro
Levantamos la vista rápido para ver como poco a poco los ojos de Natalie se abrían
Marcela no se demoró ni un segundo en dejar un delicado beso en sus labios, beso que fue correspondido. Tras esto, las demás nos abrazamos a ella. Y nos unimos en un llanto de alegría. Me parecía increíble. Mi mejor amiga estaba viva, había logrado huir de la muerte y ahora había encontrado de vuelta el amor. Todo era maravilloso.

Perdona si te llamo amor (Versión Flozmín)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora