Capítulo 3

121 11 0
                                    

El chico que desde el primer año en la preparatoria no para de molestarme todos los sagrados días con su bandita de amigos, en la que tambien se incluye a mi hermano, y el cual se encarga de hacer de mi vida la más miserable posible, ahora se encuentra frente a mi, hablando de algo de lo que soy incapaz de prestar atención. Tiene el ceño medio fruncido y no deja de mover las manos, enroscandolas entre ellas, tratando de explicarme algo que no quiero y no voy a escuchar. Aunque viniendo de él, lo más grave que puede haber pasado es que algún directivo de la preparatoria se haya enterado de que trabajo para cinco personas, haciéndoles tareas y trabajos prácticos y todo sin cobrar nada. Las imágenes de la oficina del director Morgan se me vinieron a la cabeza de un sopetón. El tan sólo pensar en lo fúnebre de ese espantoso lugar me ponía la piel de gallina. Y aún más si a ese pensamiento se le suma al viejo cotilla gritándome lo estúpida que fui, soy y seré al hacer tareas de otras personas sin recibir ningún tipo de cobro en efectivo. Eso sería por lo único que me reprocharía. Por no aprovechar el dinero, que es lo único que a él le importa, incluso teniendo una esposa modelo, castaña de ojos azules, con curvas increíblemente marcadas, y una criaturita propia de una propaganda. Pero claro, se me olvidaba que ella también estaba por la maravillosa herencia que le dejaría el "Pelado" Morgan por su queridísimo hijo de un año. Así es señoras y señores, el dinero importa más que cualquier cosa o persona, sólo hace falta que el hombre canoso que este delante tuyo saque una tarjeta dorada con uso ilimitado y puf!, ese canoso se convierte en tu esposo sin pensártelo dos segundos.

Y como suele pasar cuando estoy nerviosa, sacó un tema tras otro y no paro esta que alguien interrumpa mis pensamientos.

-Henderson, escuchaste ? - Pregunto Liam en un modo extrañamente tranquilo. - Mira no estoy pasando por un buen momento así que no me hagas repetir las cosas dos veces.

Se acomodó las gafas de sol negras Ray-Ban sobre la cabeza y levanto ambas cejas, esperando algún tipo de repuesta de mi parte. Me lo quede mirando y como era más que esperado, ___ Henderson estaba papando moscas y no escucho nada de lo que el señorito había dicho.

Instintivamente despegué la mirada de sus maravillosos ojos marrones que al ser reflejados con la luz del sol se convertían en el mismo color miel que los de mi hermano. Liam Payne podía ser un chico rudo y malo ante ojos de cualquier estudiante pero cuando estaba con sus verdaderos amigos, era irreconocible. Todos son distintos cuando están solos. Pueden reír de cualquier chiste tonto sin necesidad de hacer uno grosero o insultante. Se divierten sin más por unas horas y después vuelve su lado malo y temible; el lado intimidante.

- No escuche - Respondí secante, dando media vuelta y entrado al establecimiento que tenía enfrente. Me importaba tres cominos si estaba pasando por un mal momento o no. Yo lo pasaba todos los días y no iba por la vida haciendome la pobrecita ante cualquier cosa.

Empuje la otra puerta trasparente  y pude ver como los estudiantes que nos estaban mirando empezaron a susurrar cosas entre ellos. Me miraban y se reían, miraban hacia atras y se callaban. Trate de hacer caso omiso a las pisadas aceleradas que se escuchaban detras mío y me centre en los alrededores.

La escuela no había cambiado en nada. Las columnas griegas que sostenian los pisos de arriba seguian del mismo color dorado de hace diez años, el marmol color maíz del suelo ahora estaba más reluciente que otros años y la pintura de las paredes seguía siendo de un mismo blanco reluciente. Las luces led  pegadas al techo estaban apagadas ya que como era un día soleado no necesitaban ser usadas.

En el corredor se veían caras nuevas y asustadas, probablemente de los alumnos recién ingresados a primer año. No los culpo, la primera vez que me dejaron aquí sola me entraron ganas de llorar así que corrí hasta el baño más cercano y me encerré en él a descargar mi odio hacia los estudiantes de otros años que se habían reído de mi soledad en la hora del almuerzo. En ese momento pense que Zayn les daría una paliza bien merecida a esos idiotas, pero en cambio, él se rió de mi con ellos y no dijo ni una sola palabra de nuestra hermandad.

The Initials Of My PainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora