Hora De Comer

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El corazón me latía a mil por hora. La desesperación iba en aumento y no había ni rastro de Lanzlou. Habíamos estado buscándolo por dos horas y no aparecía por ningún lado y ya estábamos en el último piso donde estaban las clases de 4° ESO.

-¿Dónde está tu amigo, Nella?

Preguntó Violeta preocupada.

-Bueno... Estará... No lo sé. Esto es demasiado. ¡Por amor de Dios, como no esté bien me muero!

-Nella, tranquila.

Violeta me abrazó para conformarme y darme fuerzas.

-No es culpa tuya que este pasando esto.

-No deberías haber dicho eso...

Me aparté de ella y me derrumbé en el suelo. Sí, era mi culpa. Respiré un momento mientras ellas se acomodaban para escuchar mi confesión.

-Hace poco, estaba lloviendo a cántaros mientras hacía el trabajo de mi madre. Me llené de barro, había tropezado y llegué a una casa. Al arreglarme y pasar el rato, oí un ruido en una habitación. Al entrar las luces se fueron y vi una cosa enorme, negra y con ojos rojos que estaba descuartizando a un águila. Se me acercó, me arañó y estuvo a punto de devorarme y... Creo que es culpa mía que esté aquí ese asesino.

-¡¿Entonces es un monstruo?!

Gritó asustada Violeta.

-Sí, si ha ido a por jóvenes es porque seguramente me busca... Por algún motivo. No sé cuál es pero es mi culpa.

Rosa resopló un segundo y me empezó a zarandear.

-¡¿Y no se lo dijiste a nadie?! ¡¿Pensaste que no informar a la policía iba a ser lo mejor?!

-¡Sí, me iban a creer ¿no?! ¡Oigan estuvo a punto de matarme un monstruo con garras y ojos rojos! ¡Qué creíble!

Permanecimos en silencio e intentamos recuperar el auto control de nuestro ser.
Yo miraba desde la ventana de al lado la luz de la luna brillando con su fulgor. La fría oscuridad de la noche había llegado y por ello... Mi sangre se heló. Era la misma sensación que había tenido cuando sus frías garras me acariciaban y me arañaron la cara.

-Es de noche... Él se mueve rápido en la oscuridad y aún no nos han activado la luz, el patio cubierto esta oscuro... Y allí están todos. Queriendo que los saquen... Va a matarlos a todos.

Sus rostros se volvieron pálidos al escuchar mis palabras y darse cuenta de que estábamos sumidas en la oscuridad y al darme cuenta de que esto se iba a convertir en una versión de "Deep Blue Sea"*. Nos levantamos de un salto y corrimos hacia el patio.
Los pasillos se convirtieron en un laberinto a causa de la oscuridad. Con suerte llegamos al patio verde, un patio descubierto al aire libre que tenia unas 135 personas ¡divirtiéndose! Aquello podría ser un botellón pero sin alcohol.

-¡Oid, por favor! ¡No estáis a salvo aquí, debéis entrar dentro!

Nadie hizo caso. Solo conseguí abucheos y dedos del medio levantados. Violeta puso la mano sobre mi hombro.

-Deberíamos buscar a ese bicho para saber cuál es el lugar más seguro.

Me costó oírla con la música a todo volumen y eso provocaba que mi corazón palpitase al ritmo de un tambor. Como si no llegara con el sufrimiento de haber traído la perdición y no encontrar a Lanzlou.
De repente un grito se desató cerca de la zona. Se escuchó tan fuerte que la música dejó de sonar y todos permanecían con la boca abierta.

-¡Nella! ¡Viene del baño de este piso!

Violeta agarró mi mano para darme fuerzas mientras gritaba aquellas palabras.
Estaba aterrada con lo que podríamos encontrar, pero al igual que en aquella ocasión, algo me decía que debía actuar. Debía ser valiente y lanzarme a la piscina.
Corrí en dirección al baño con la mano encajada en el corazón para resistir el temor de huir. Rosa y Violeta siguieron detrás de mí.

Amor A MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora