Las gotas golpean el suelo lleno de tierra creando charcos y riachuelos. Escucho como los árboles se llenan de vida en esta mañana, una neblina se desprende del suelo. Puedo oler la tierra y las hojas caídas de los árboles fusionándose con la tierra fértil. Llevo 5 meses aquí estamos entrando en otoño y se refleja en las hojas cafés de los árboles, la voz no deja de llamarme y no sé cómo responderle, estoy segura de que la he escuchado antes, pero no la escucho lo bastante fuerte. Debo averiguar cómo contactarla.
¿Los humanos tendrán algún método para contactar otros mundos?
Me aferro a la idea como una última esperanza.
— ¡Nathan! —Grito bajando las escaleras y con el cuaderno de apuntes en las manos.
— ¿Nathan? — ¿Dónde es que se ha metido? echó para atrás la trenza que llega un poco más debajo de mi cintura.
La puerta está abierta y ahí estaba, la silueta de Nathan sentada en el escalón de la puerta.
— ¿Nathan? ¿Estás bien? —pregunto mientras toco su hombro. En la otra mano llevo mi libreta donde he apuntado todo lo que he aprendido de aquí.
—Es hermosa, ¿no lo crees? —suelta sin siquiera voltear a verme.
— ¿El qué?
Nathan mira fijamente hacia afuera sin prestarme atención. Me siento a su lado en aquel escalón frío y seco de madera.
—Todo... la lluvia, el bosque, los animales. Todo tiene vida. —Dice mientras mira como las gotas de lluvia resbalan del tejado y un vaho sale de su boca.
Miro al basto bosque donde apenas hace unos meses aparecí de la nada, no, más bien fui transportada aquí.
—Lo sé. Nadie puede imaginarse como es que algo sea tan sublime y efímero al mismo tiempo.
Este tipo de detalles me recordaba a cuando llovía en mi hogar, Seleen adoraba el agua, lograba salirse del establo y trotar bajo la lluvia, y no es que a mí me molestara, llegábamos empapadas a casa y llenas de lodo.
Sonrió al recordar aquel momento. En un instante se pone de pie y camina hacia el bosque con la lluvia.
— ¿Nathan? —le llamo en voz baja pero solo sonríe y las gotas comienzan a mojar su cabello recorriendo su cara poco a poco, empapando su ropa.
Unos mechones mojados colgaban en su frente, las gotas resbalaban por el filo de su nariz perfilada, sus ojos se habían tornado del color del musgo.
Volvió y su mano fría tomó mi muñeca jalándome hacia el jardín.
Chillo en protesta y dejo caer la libreta en el pórtico techado de madera. Y ahí, descalza sobre el pasto y tierra mojados, la lluvia me hacía cosquillas sobre la piel, a medida que me empapaba la ropa.
La lluvia recorría la curva de mis cuernos, el cielo a pesar de estar lloviendo estaba tan claro que deslumbraba un poco al mirar.
Nathan reía bajo la lluvia y yo sentía mis pies empapados. Escuchaba los dulces golpeteos de las gotas de agua sobre nosotros.
—Lucy, riamos mientras podamos, bailemos hasta cansarnos y luchemos hasta que la muerte nos encuentre. —Me observa mientras yo no paro de saltar en los charcos, hasta que su mirada fija llena de promesas me hace detenerme.
Sostengo su mirada por unos segundos, ambas fundiéndose en matices del bosque, verde y lila.
— ¿Aun cumplirás tu promesa? ¿Vendrás a mi mundo? —grito cuando un fuerte trueno cruza el cielo y las nubes retumbando.
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SCHWUNDERED (Terminada)
FantasySoy Lucy Niantur, la general de todo un ejército en Schwundered. Nací con el don de controlar la naturaleza... mi especialidad es el arco, y defender al reino es mi vida... ¿pero, cómo puedes proteger algo de lo cual estás apartado? Me han transport...