Habitación 1

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El juramento Hipocratico es uno de los principios mas respetados por los doctores pero Viktor lo consideraba un yugo esclavizador que los colocaba bajo el mando de las "bestias engreidas" englobando con este termino a todos y cada uno de los humanos, los cuales veia como insectos en comparacion consigo mismo quien se creia una especie de deidad terrenal con plenos derechos sobre la vida ajena.

Asi que haciendo uso de esos derechos auto otorgados entró a la primera habitacion en donde yacía atada sobre una helada camilla metalica la joven cuyas lágrimas de terror corrían libremente al ver como con paso lento y seremonial se acercaba a ella el Dr. Jack Pultchik.

-Felicidades niña, eres la primera en estar a prueba -sonrió lleno de satisfaccion al ver como forcejeaba en un vano intento por liberarse- no intentes huir, es imposible.

Una risa macabra borboteó en tu pecho, gracias a la emocion que sentia al poder experimentar con pacientes vivos sin contenerse por los limites de la medicina y la tortura.

Limpiaba lentamente el enterótomo tararaba fragmentos de una antigua opera francesa para luego abrir con parsimonia su abdomen dejando al aire su intestino, sin importar los gritos de dolor y los constantes forcejeos Pultchik prosiguió con la autopsia manteniendo especial cuidado en que siguiera con vida, el placer en su rostro era inefable pero se esfumo radicalmente cuando los demás alumnos comenzaron a gritar pidiendo piedad.

-Simples cobardes -escupió las palabras con asco, dejándose llevar por la repentina ira hizo uso de la cierra y el cincel craneal para destapar su cabeza mostrando a plenitud el ensangrentado cerebro para luego desprenderlo de la chica sin pudor alguno- ¡Esto es lo que les pasara así que cállense o les ira peor escorias sin talento! -dijo aun en medio del su colerico arrebato-

Con repulsion vió el cuerpo inerte de su antigua alumna, todo el esfuerzo empleado por mantenerla con vida habia resultado inutil en solo un segundo gracias a los descontrolados halaridos de sus compañeros.

Luego de largos minutos divagando sobre los resultados del experimento, se deshizo de sus guantes y salió de la habitacion ignorando por completo la desesperación de sus alumnos mientras que con parsimoniosa calma volvio a recostarse en su poltrona y  bebió otra copa de vino.

12 Habitaciones (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora