Habitación 2

32 7 0
                                    

Pequeñas gotas de sangre adornaban la bata del Dr. Plutchik cual cielo de muerte que se alzaba con orgullo como testimonio del poder de su portador, aunque orgulloso por el dominio que poseia sobre la vida de sus alumnos este aun permanecia molesto por la interrupcion a su experimento, asi que haciendo uso de ritmicas respiraciones consiguio calmarse luego de largos minutos para avanzar a la siguiente habitacion con su energia al tope y una ligera luz de alegria por la muerte en sus ojos.

En medio del cuarto sobre un tanque repleto de agua colgaba desnudo un atlético joven lleno de esperanzas que desaparecerían por completo gracias a su funesto destino. Gruesas cadenas se cernían sobre sus muñecas, sus pies inmovilizados por sogas,  amordazada su boca y preso su por venir;  mientras que bajo su integridad yacian esa tumba de agua en la que veria su fin.

-Joven e irrespetuoso David, tu voz siempre me molestó, tus incontables palabra sin significado alguno, tus comentarios burlezcos a mis espaldas,    todo lo que venia de ti era burdo, pero ahora ya no habrán más quejas ilógicas por mis criticas puesto que reprobaste y este es tu castigo.

Con un dejo de rencor en su voz y satisfaccion por el poder que poseia presiono con fuerza el teclado que lo hizo caer directamente al agua, el mundo se detuvo para el joven que se retorcía desesperado en el tanque de agua mientras buscaba oxigeno, la temperatura subia rapidamente hasta pasar el su punto de ebullicion dando paso a las quemaduras a lo largo de toda su piel, quemaduras que empeoraban con el transcurso de los segundos, pasando de simples enrojecimientos, a ampollas llenas de liquido que causaban un inclemente ardor hasta el fondo de su ser, la tortura no paraba a pesar del ferviente deseo del joven por morir, las burbujas de dolor explotaron enviandolo al siguiente eslabon del infierno donde la carne comenzo a desprenderce dejando a la vista palidos huesos junto con musculos que se retraian por el insoportable calor, su cuerpo mutó de la atrayente muestra de virilidad digna de una escultura griega a una masa repulsiva en la que no se distinguia su humanidad.

Solo transcurrieron unos minutos hasta que el último aliento huyó de sus deformes labios; la agonía se sintió infinita para quien la padeció, el calor desesperante, la falta de aire, las quemaduras a lo largo de todo su ser solo fue un breve resumen de sus desgracias.

Al ver su cuerpo inerte carente de vida el Dr. Pultchik volvió a presionar el teclado para sacarlo del tanque, el agua llena de sangre ocultaba lo que para el había sido una obra de arte y orgulloso la exhibió a quienes eran sus próximos lienzos como demostración de que no era posible una salvación allí.

Exceptuando ataques de ira el Dr. Pultchik era un hombre con habitos en extremo marcados, y como era costumbre luego de cada intervencion salió con aire triunfal a beber una copa de Brune & Blonde de Guigal.

12 Habitaciones (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora