Despegue

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La voz mecánica golpeó mis oídos.

-"Gary."-dijo Hue llamando mi atención.

-"¡AH!"

-"¿Qué pasa, Gary?"

-"Olvidé que tú estabas ahí."

-"Te quedaste en silencio por, 20 minutos."

-"Sí, sólo estaba pensando."

-"Bueno, será mejor que vayas al interior de la nave."

-"¿Por qué?, ¿Qué hay allá?"

-"Para que puedas quitarte las esposas y después, prepararte para el despegue."

-"QUÉ."

Corrí casi de inmediato hasta el interior de la nave mientras decía:

-"¡¿HUE, QUÉ TENGO QUE BUSCAR PARA QUITARME ESTO?!"

-"Ya estás cerca Gary."

-"ESO NO ES MUCHO DE AYUDA HUE-¡AH!" -grité mientras frenaba en seco, pero eso no impidió mi choque contra una especie de Androide.-"¡A-AUCH!"

Después de haber chocado y sentir todo el mental frío con la cara y torso, caí de sentón, y enseguida me lastimó el peso de las esposas caer contra mis piernas.

Apreté mis labios y mis ojos se cristalizaron, parecía que iba a llorar, como cuando te golpeas el dedo meñique del pie.

Que de hecho, sí me lo golpeé.

Cerré mis ojos con fuerza y respiré y exhalé despacio, abrí los ojos, ya no estaban tan cristalizados, luego traté de levantarme.

Pero el Androide me ayudó con eso.

-"¡Uh! ¡Hola!" -me quedé parado frente al Androide que aún me sujetaba de los brazos, le saludé pero no obtuve respuesta.

-"Gary." -habló Hue.- "El Androide que está frente a tí, te ayudará a quitarte las esposas."

-"¡OH! ¡Eso es genial!"-en cuánto terminé de decir eso, el Andoride transformó una de sus manos, volviéndola la llave que me liberaría de esa prisión para muñecas. Insertó la llave en ambos orificios de las esposas, y momentos después, fui libre.

-"POR FIN LIBERTAD."

Saqué volando al Androide que me sostenía y salí corriendo con la misma prisa que antes, quizás hasta más.-"LIBERTAD, LIBERTAD, LIBERTAD, LIBERTAD."

Traté de llegar hasta la puerta de la nave para salir, pero ésta se cerró, terminé chocando otra vez. -"¡AUUUGH!"

Mi cara se quedó estrellada sobre la pequeña ventana de ésa puerta, y poco a poco fue resbalándose hasta llegar al suelo. Sólo se escuchaba el rechinar del cristal, como cuando lo limpias.

Cuando despegué mi cara, me toqué la naríz, estaba sangrando.

-"¿Qué tratabas de hacer, Gary?"

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