Uno

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-Mamá , hoy no quiero ir a la escuela, por favor -

Mi madre negó con la cabeza y acarició mi cabello.

-Harry, vamos, es viernes, el último día , luego podrás descansar -

-Mamá , tengo un mal presentimiento, no quiero -

-Toma tu mochila amor - dijo la mujer alcanzándome la mochila azul con pequeñas bolitas blancas.

Bajé la cabeza resignándome y caminé hacia la puerta a pasos lentos y desganados.

Mi madre la abrió por mí y me dedicó una sonrisa.

-Hasta más tarde amor, ten un buen día -

-Adiós mamá -

El camino hacia la escuela, fue lento. Había estado pensando saltarme la escuela, ir a otro lugar, pero yo no era así , no podía permitirme hacer eso.

Mis ojos pesaban y ese mal presentimiento que sentí desde la mañana seguía ahí.

Mi salón estaba al fondo del pasillo y tenía que atravesarlo con toda esa gente que se amontonaba para retirar cosas de su casillero, conversar y sólo hacer desorden por donde se supone los demás debían de pasar.

Yo no tengo a nadie, siempre solo, siempre con la cabeza gacha para no hacer contacto visual, para evitar miradas de desprecio.

El timbre de entrada sonó justo antes que tomara una silla para sentarme.

Tomé el cuaderno de Biología y lo abrí en el último tema realizado.

Los chicos a mi alrededor aún no dejaban de hablar , el ruido que se esparcía era intenso.

El profesor ingresó y dejó sus cosas en el escritorio percatándose del ya acostumbrado ruido.

Se colocó sus lentes gruesos y nos dio una mirada.

-¿Están listos para el examen sorpresa alumnos? -.

Oí como los demás protestaron frente a eso.

El hombre tomó las hojas y comenzó a repartirlas.

La tomé con mis manos y seguido mi lapicero.

Coloqué mi nombre ansiosamente por empezar .

La acción fue interrumpida cuando pude oír un sonido fuerte que retumbó en toda la sala.

Traté de ignorarlo pero volvió a sonar. Ahora era más seguido.

Miré a mi alrededor, los chicos habían dejado de hacer sus exámenes y ahora se miraban confundidos los unos a los otros. De alguna manera sabía que esto pasaría , yo lo sabía, se lo dije a mamá .

Otro ruido más y el profesor reaccionó.

-AL SUELO - exclamó.

Todos casi al mismo tiempo nos arrojamos al suelo con rostros confundidos.

Otro sonido, los gritos empezaban a escucharse por fuera.

Pasaron largos minutos de gritos y sonidos, los que había deducido ya, que eran disparos.

Me sentía ido.

Esto no está sucediendo, no puede, no a mí.

Tuve miedo y me escabullí casi arrastrándome dentro de los armarios donde solían guardarse las mochilas y loncheras.

Veía el rostro de preocupación del profesor y a mis compañeros temblar.

No se dieron cuenta de mi acción pero permanecían en completo silencio.

Todo pasó rápido , los desastres que habían comenzado hace nada parecían ir en aumento , escuché la puerta abrirse toscamente.

-Todos ustedes, salgan, rápido ¡carajo!- oí la voz de un hombre decir a gritos.

Dejé de respirar por un segundo, sentía que si respiraba el hombre entonces me encontraría .

Afuera escuchaba los gritos de mis compañeros.

-No los maten por favor, mátenme a mi, pero a ellos no, porfavor, solo son niños por favor —  escuché rogar a mi profesor.

Un disparo. Un cuerpo cayó al suelo y más gritos.

Las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos, empecé a temblar, no podía respirar adecuadamente, mi pecho subía y bajaba , mis manos sudaban.

-TODOS AFUERA MALDITOS BASTARDOS , QUE NO QUEDE NINGUNO - la voz de nuevo.

Oí como mesas y sillas eran arrojadas . Sudaba frío .

Tenía miedo, yo tan solo era un niño . Y no sabía que hacer, me encontrarían y me matarían .

Pero eso no sucedió , los hombres abandonaron el lugar.

El silencio reinó un momento.

Cerré los ojos mientras las lágrimas salían una tras otra, necesitaba analizar lo sucedido y dolía.

Alrededor aún se sentían los gritos, los disparos, las muertes.

La puerta de afuera se abrió y el sonido me hizo abrir los ojos de par en par.

-¿Hola? - dijo una voz dulce y aguda.

No respondí.

-No soy malo, si hay alguien por favor, hazme caso, me siento solo -

Suspiré .

-Aquí - mi voz sonaba apagada, casi como un pequeño gemido.

-¿Hola?- dijo de nuevo esa voz.

La puerta del armario se abrió dándome la luz de lleno en la cara.

-Lo siento si te asusté, puedo entrar, por favor, tengo miedo -

-Asentí -

Apenas pude ver su rostro, mis ojos estaban cubiertos de lágrimas que salían una tras otra.

Él entró y tomó asiento enfrente mío.

Alive angels ( Mini fic )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora