〔 Prólogo 〕

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Con una toalla sobre los hombros, Mei observaba furibunda al responsable de su penoso estado. Aquel chico de cabellos color durazno que la miraba con el ceño fruncido y un puchero cual niño de 5 años. No entendía cómo alguien podía ser tan infantil e insoportable.

Su primer día en el instituto no podía haber acabado de peor forma: empapada, a puertas de la oficina del director, frente a un muchacho quien, momentos antes, le había atinado una pelota de tenis a la alarma contra incendios. ¿Cómo había terminado Mei ahí? Ella también se lo preguntaba.

Definitivamente, esto era lo último que necesitaba.

Y pensar que hace tan solo un día había llegado a la ciudad y entrado al primer café que vio. Había pedido un té con limón, cuando se encontró con el chico más atractivo y presumido que pudo haber conocido en su vida.

Un chico exactamente igual al que tenía al frente.

¡Dos en uno! {kth}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora