de manos sudorosas y vergonzosos nervios.

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Está muy cerca.

Taehyung, ya deja de actuar como un idiota.

Miré indignado frente a mi, mirando al chico frente a mi, mas conocido como mi estúpido mejor amigo.

— ¿Disculpa? ¿Idiota? ¿Necesito recordarte quien-

— Ok, ok, ok. No debemos llegar a ese extremo. — me interrumpió, adivinando qué iba a decir. — Pero no puedes negar que estás siendo todo un niño.

— No sé de qué hablas. — bajé la mirada a la carta de menú, la cual estaba en mis manos y seguí mirando como si estuviera decidiendo mi pedido.

— Tienes dos horas mirando la carta, Taehyung.

— ¿Y? Estoy decidiendo mi comida, no es mi culpa que siempre pidas lo mismo.

— Ya, claro. Eso lo explica. Lo que no explica es por qué has estado todo nervioso desde que aquél lindo chico salió y comenzó a atender.

Levanté la mirada, mostrando mi sorpresa solo por un segundo.

— Creo que lo has malinterpretado.

— Si, claro. — sonrió. — Entonces no hay problema con que lo llame para que tome nuestra orden.

Justo alzó su brazo, abriendo la boca como si fuera a empezar a gritar. Y definitivamente entré en pánico.

— Oy-

— ¡Jimin! — salté sobre la mesa, tapando su boca energéticamente, con los ojos muy abiertos.

Me miró con el ceño fruncido y luego sentí algo húmedo en mi palma. La quité tan rápido que casi golpeo mi codo con la silla.

— ¡Eww! ¡¿Lamiste mi mano?! ¡Eres un asqueroso, Jimin! — exclamé, molesto, acercándome de nuevo para restregar mi mano en su suéter, limpiándome.

— ¡Hey! ¡Deja mi suéter, chico sucio! — golpeó mi mano.

— ¡Es tu saliva, tonto!

— ¡Igual!

Me senté de nuevo, tomando servilletas, limpiando mi mano más fuerte, haciendo a Jimin rodar los ojos.

— No seas exagerado, Taehyung.

Lo ignoré, aún limpiando mi mano.

— ¿Todavía lo niegas?

— ¿Qué cosa?

— Que ese niño te gusta.

— Ni siquiera sé de quien hablas.

— ¿No? Bueno, lo llamaré para que lo veas.

Estuve a punto de alzarme en mi asiento cuando lo vi riendo, interponiendo su mano entre nosotros.

— En verdad eres un tonto, Taehyung.

— No me gusta, sólo no quiero que lo llames aún. No he decidido.

Disimulé lo mas posible, mientras miraba de nuevo la carta, mordiendo mi mejilla interna ansiosamente.

— Me temo que debes decidir ya.

— ¿Por qué?

— Ahí viene.

Volteé con el corazón a mil, para comprobar que evidentemente el chico de cabello negro, pómulos altos y nariz respingada, venía.

Cuando estuvo frente nuestro, sonrió enormemente. Yo por mi parte, tragué incorrectamente, comenzando a toser como consecuencia.

J'aimerais.「❆」ᴠʜᴏᴘᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora