Bésame

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"Alondra y Daniela"

Una mañana como cualquier otra, tomar el transporte era una rutina que Alondra nunca rompería. Edificios, coches y personas se van quedando atrás, el paisaje cambia a como las ruedas corren por el pavimento.

Cambio de canción, metal y pop, géneros contrarios, pero que la atraen como una flor a un colibrí. Una chica bonita ha subido a mitad de la nada, no hay sociedad, solo un baldío que no ayuda a pensar de donde habrá salido.

Cosas del destino, el único lugar vacío es a su lado ¿Acaso importa? No, mucha gente se sienta junto a ella en todo el trayecto, además...es una chica, mismo sexo, mismos genitales, nada para pensar en algo diferente.

El celular vibra, no se molesta en contestar, después de todo solo es la compañía recordándole que su crédito a expirado. Una leve risa a su lado le hace voltear ¿Por qué se ríe?

- lo siento, está en el bolsillo de tu chamarra y me hizo cosquillas

- oh, disculpa- toma la extremidad de la tela y la pone sobre sus piernas, así no debería de haber problema. Su vista regresa a la ventana y en el reflejo de nuevo la ve...sí, es bonita, pero solo eso, mera belleza para apreciar, nada que sentir.

Alondra busca entre lápices y hojas dentro de aquella mochila, sus ojos intentan ubicar el objeto rojo que delata dinero, ha llegado la hora de bajarse. Movimiento a su lado, no le toma importancia, pronto llegará a su destino y debe darse prisa.

Dejando atrás un "Buen día" desciende despreocupada de todo. El cuello de la chamarra arriba y las manos en los bolsillos, un día frío que no le podría parecer más maravilloso. Uno, dos, tres, los escalones van cediendo ante sus pies cada vez que se acerca más al cielo.

- Linda vista ¿cierto? - un pequeño brinco y su corazón da un vuelco. Aparta la mirada de aquel hermoso panorama que le ofrece el puente y sus ojos enfocan a la chica del transporte, Daniela. "En verdad es bonita, justo como una muñeca" la idea producto de ese 1.50 frente a ella se introduce en su mente y le hace retomar su camino.

- así es- el ruido de los coches no es lo único que atraviesa sus oídos, pasos, pasos cercanos. No huye, pero baja corriendo, es su manía.

- podrías caerte

- estoy acostumbrada- responde sin interés y se encoge de hombros.

- oh- silencio, claxon, la risa de un niño, el ruido del café por donde pasa a diario y de nuevo silencio.

Cual sombra pegada a sus pies la presencia ajena comienza a incomodarla. Mira a su inesperada acompañante y la encuentra curiosa observando todo con interés.

- bonito vecindario- comenta Dani con una sonrisa.

- ¿no es tu ruta habitual?

- es la primera vez que paso por aquí

- ¿mmm? ¿Algún asunto?

- sí, con alguien

- oh- de nuevo silencio. Una plática iniciada con un desconocido debería de ser prohibida, pero al menos le parece interesante, además ya la inició.

- ¿y tú? - insiste Daniela queriendo escuchar más de aquella suave y despreocupada voz.

- universidad

- ya veo ¿Está muy lejos?

- no, en cinco minutos estaré ahí

- entonces no hay tiempo- interesante comentario. Clase de Administración del tiempo: "Esa es una falacia" diría la profesora tras el escritorio, es lo más seguro- oye- Alondra la mira sin interés y se detiene a mitad de camino- ¿Podrías ayudarme?

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