Los tres hombres se encontraron en una pequeña cantina del pueblo para ir a beber y pronto se instalaron en una mesa del lugar para conversar mientras bebían de sus grandes vasos llenos con cerveza y la espuma hasta el tope.
- Jamás creí que nos volveríamos a ver de nuevo.- dijo Jaehwan entusiasmado.
- Mucho menos yo.- respondió Seongwu.- Hace unos años estaba en Europa y hoy estoy nuevamente aquí, junto a mis amigos de infancia.
- Debe ser decepcionante ¿No?- Daniel habló por primera vez en toda la noche, desde que se sentaron a tomar.- Un día estar en un lugar tan grande y luego mudarte a esto.- la ironía de sus palabras era más que obvia.
- No niego que los lugares en los que estuve no eran más impresionantes que el pueblo, pero los recuerdos que hice aquí son mucho más preciados. Me entenderías si recordaras.- Seongwu bebió de su cerveza.
El ambiente ahí había dado un giro impresionante.
- Bien... ¡Hablando de recuerdos!- Jaehwan salió al rescate.- ¿No quieren jugar?
- ¿Jugar a qué?
- Cada uno debe decir una palabra que comience con la misma sílaba con la que terminaba la palabra que dijo el anterior jugador y el que no pueda seguir bebe un shot.
- Me parece divertido, juguemos.
- Let's go.
- Okey, yo comienzo.- dijo Jaehwan.- Mango.
- Gorila.
- Lámpara.
- Ratón.
- Tonico.
- Cocina.
- Nariz.
Cinco segundos y Daniel había perdido, así que tuvo que beber de aquel fuerte alcohol de un solo trago.
- Continuemos.
Y así continuó la reunión de los tres amigos, hasta que el hígado de Jaehwan no aguanto más y se fue directo al baño a vomitar. Daniel también se encontraba bastante borracho y solo Seongwu se encontraba en estado de ebriedad, debido a que el solo había perdido dos veces y las otras cuarenta y ocho fueron Daniel y Jaehwan.
- Es injusto.- dijo Daniel, tirado en la mesa.
- ¿Qué es injusto?- respondió Seongwu.
- Era, no, es obvio que tú canarias el, el...
- Ganaría el juego.
- ¡Sí!
- ¿Por qué?
- Sabes cómo diez idiomas, por supuesto que tienes un vocabulario más tenexso.
- Extenso, Daniel.
- Sí, eso.
- Además, no sé diez idiomas, exageras.
- Pero tú...
Jaehwan había llegado del baño y empujó a Daniel para sentarse a su lado y beber lo último que le quedaba a su vaso.
- Normalmente soy bueno bebiendo, lo juro ¿Qué tal si vamos junto a esas chicas?- Jaehwan apuntó hacia una mesa más alejada.
- Que perra, que perra mi amiga.
- Jaehwan, es mejor que no.
- Uy, perdón señor novia.
- No le digas así.- dijo Daniel con el ceño fruncido.
- ¿Por qué?
- Es molesto.
- Perdón Daniel, olvidé que ustedes dos eran novios.
- Kim Jaehwan ¿Quieres morir?
- Ya es hora de irnos.- dijo Seongwu para terminar la graciosa discusión.- Ya pagué la cuenta, así que los conduzco hasta sus casas.
- Para mí mala suerte, Jaehwan se queda conmigo en casa.
- Eso es mejor, entonces suban a auto.
Seongwu tuvo que ayudar a ambos a subirse al auto para que ninguno se golpeara en la cabeza y luego de un viaje de diez minutos Seongwu llegó a la dirección de la casa de Daniel y se sorprendió al notar que seguía viviendo en el mismo lugar de siempre y una pequeña sonrisa se formó en sus labios.
- ¿YA LLEGAMOOOOS?- Jaehwan gritó desde atrás, asustando a Seongwu y recibiendo un golpe en la cabeza por Daniel.
Seongwu se bajó del auto y tuvo que volver a ayudar a los dos hombres a bajar y Daniel, un poco más estable, abrió la puerta de su casa y, con ayuda de Seongwu, dejaron a Jaehwan durmiendo en el sofá con una manta encima.
Daniel acompañó a Seongwu hasta la puerta de la casa.
- ¿Estás seguro que puedes llegar tu solo hasta tu cuarto?
- Pude venir hasta aquí.
- Bueno, si tú lo dices.- Seongwu puso sus manos en los bolsillos.- Fue agradable reunirnos y hablar.
- Cuando niños nos juntamos para ir a comer golosinas de la máquina del hospital y ahora nos reunimos a beber. Es gracioso.
- Oh, recuerdas eso.
- Claro, también recuerdo el día en que te fuiste.
- Supongo que borracho recuerdas un poco más.- bromeó.
Su conversación estaba siendo llevada a cabo cerca de las tres de la mañana con la media luna y un farol de la calle como sus únicas fuentes de iluminación entre la oscuridad de la fría noche y también el sonido de las hojas secas de los árboles chocar entre ellas por la brisa.
- No, eso siempre lo recuerdo, Ong hyung.
Daniel había llamado a Seongwu como lo hacía cuando eran niños.
- Ve a dormir, Daniel. Nos vemos.
Seongwu se detuvo al sentir los brazos del menor alrededor de su torso.
- ¿Qué haces?
- Te extrañé, hyung. Después de todos estos años, estoy muy feliz de verte antes de irme de aquí.
- ¿Te vas?
- Claro, ¿Creíste que iba a quedarme aquí para siempre?
- No... Yo también te extrañé, Daniel.
Daniel se separó del abrazo y se despidió de Seongwu.
- Adiós, Daniel.
- Adiós, Ong hyung.
- No me digas Ong.- el rió.
- Ong hyung.- Daniel cerró la puerta sin esperar una respuesta y se fue a su cuarto.
Al llegar a su casa, Seongwu se encontró con Sungkyung durmiendo en una orilla de la cama y se recostó a su lado. Miró por unos cuantos minutos al techo pensando en Jaehwan y Daniel, en su niñez, en su abuelo, en el hospital y en lo que ocurrió hace un rato, pero, por sobre todo, pensó más en Daniel.
Por fin sintió que había tenido un reencuentro verdadero con su amigo de la infancia y todo porque Daniel tenía una boca más suelta cuando se emborrachaba.
Seongwu sonrió una última vez esa noche y cerró sus ojos para quedarse profundamente dormido.
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De Vuelta a Otoño ✧ Ongniel
أدب الهواةAmbos se conocieron por casualidad y con sentimientos sinceros se hicieron mejores amigos, pero la vida los separó y 15 años después se vuelven a reencontrar en el mismo lugar y en la misma estación de Otoño, pero cada uno con una nueva historia que...