Capitulo único 1/2

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Mi memoria a largo plazo y a corto plazo no es realmente buena, ni excepcional. Pero a diferencia de muchas personas, yo recuerdo cosas que pueden ser imposibles de recordar para los demás porque no ponen atención. Puedo recordar pequeños e "insignificantes" detalles, cosas a las que los demás no ponen atención.

Puedo ir contigo a algún lugar y no recordar el camino, o el nombre del lugar pero puedo recordar que comimos o cuánto dinero gastamos. ¿Ven? Insignificante.

Pero no todos los pequeños detalles son insignificantes.

Mi hermana mayor me enseñó que en realidad la vida se basa en detalles, tal vez no completamente pero si un porcentaje alto.

Supongo que es por eso que yo sí puedo recordar el día en que todo comenzó.

Un viernes como cualquier otro en Agosto, mi hermana mayor entró a la casa con cara de pocos amigos, subió las escaleras y cerró de portazo su cuarto.

Mamá y papá, quienes estaban conmigo en la estancia que está justo al lado de la puerta de entrada no dijeron más que "déjala, son cosas de adolescente". Para muchos sería normal que eso pasará, pero conociendo los "pequeños detalles" en la personalidad de mi hermana sabía que algo no andaba bien. Ella jamás había entrado sin saludar de beso a papá o darme un "zape" como forma de saludo a lo que yo solo sonreía y la perseguía como si de verdad me hubiese molestado.

No subí a su habitación, no tenía ganas de escuchar sus "cosas de adolescente".

También recuerdo perfectamente que ella ese día no bajo para la comida ni para la cena.

Ese incidente fue dejado en el pasado cuando todo volvió a la normalidad a la semana siguiente.

Pero al mes tuvimos una fiesta familiar, mi hermana mayor se arreglaba en mi cuarto mientras mi madre ocupaba el suyo, a mamá no le gustaba que papá la viera maquillarse, y a mi hermana no le gustaba vestirse frente a mamá. Así que mientras ella se veía al espejo para ver qué tal le había quedado el vestido, yo leía un libro cualquiera del cual no recuerdo el nombre pero recuerdo que mi hermana pregunto con voz neutra y la vista fija en el espejo:

- Esto...¿Se ve bien el vestido?...¿Me veo bien?-

Mi hermana mayor siempre había sido de las personas que el mundo ama con solo verla, ella siempre hermosa y casi perfecta, fue por eso que me eché a reír, despegue mi vista de mi libro solo para verla bien y después volver a leer.

- Tú siempre te ves bien Tam, jajaja digo sólo mírate, pareces una muñeca.

Tengo que admitir que lo había dicho con un poco de envidia, pero siempre era más mi admiración hacía ella.

Observé cómo después de mi comentario sonrió un poco, apenas un segundo, cuando pareció recordar algo y su cara cambio, con sus manos tocó sus mejillas, pasó a sus piernas para terminar en su abdomen.

- Mentirosa.

No le tome mucha importancia a su comentario pero su voz.

Su voz sonaba rota. Muy rota, sin embargo no dije nada y ella se puso un chaleco que no marcaba su hermosa figura y que se veía muy grande para ella, pero me dió igual, yo jamás critique su forma de vestir como ella no criticaba la mía. Mientras en la fiesta todos iban de gala yo iba de mezclilla y por cada mirada rara que me daban, papá decía "te lo dije" y mi hermana me decía "yo también te lo dije, te ves tan bien que no te pueden dejar de mirar". Mentira. Me veía mal pero no me importaba.

Mamá siempre le decía a mi hermana y le recalcaba las cosas en las que era buena, pero un día Tam llegó diciendo que ya no estaba en el club de gimnasia y que había dejado a las animadoras para meterse al club de fotografía. Fue en ese momento en qué mamá dejo de decirle lo hermosa o inteligente que ella era. A todo lo que hacía le decía que no era lo suficientemente buena y recalcaba algo bueno en mí. Me siento culpable por nunca detener a mamá pero me encantaba escuchar que me creyera buena en algo, aunque era solo para provocar a Tam. Cada vez que eso sucedía yo le decía a Tam en voz baja "no le hagas caso, solo está enojada" y ella respondió con un simple "lo sé".

En parte eso me enojaba de sobremanera pero también me tranquilizaba, yo siempre fui la complicada.

Las salidas de compras entre las tres eran geniales, pero después de lo que pasó en los clubs mamá le decía a Tam que se veía mal con todo, no importaba si se veía perfecta e impecable ella siempre encontraba algo negativo que decirle. Ser animadora y gimnasta nunca fue el sueño de Tam pero si el de mamá. Era por eso que Tam nunca hacía caso a mamá.

Papá siempre fue el que consentía a Tam, no le importaba nada más que ver a su hija reír como si no hubiera mañana y eso enojaba mucho a mamá.

Adiós, Tam.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora