Mirar el repugnante paisaje, apoyada en una ventana de un insignificante bus, con destino a tu hogar. Escuchar a todo volumen una de Extremoduro. Oler los primeros días de primavera, cuando por fin el lúgubre invierno desaparece. El gratificante sonido de las llaves de casa. Una caricia de tu madre acompañado de un "siempre estaré a tu lado", dicho con una mera mirada. La felicidad de un año nuevo. El hormigueo al ver al chico/a que te gusta. Aprenderse cada uno de los diminutos pueblos que hay hasta tu hogar. El amargo sabor que te deja un chupito, a las 5 de la mañana. El placentero momento de ver a lo lejos a esa personita importante, que hace tanto que no ves, o esos afectuosos mensajes de "salgo en 5 minutos" o "nos vemos en la plaza". El tacto del agua fresca en un caluroso día de verano. El roce de dos cuerpo, que están hechos para amarse. La risa de una niña al ver a su madre. Los nervios de que tu madre no te pille fumando. El olor a las cenas familiares. La canción que te recuerda a aquel verano. La vergonzosa imagen de tu abuela bailando mientras todos la observan. Mirar atónitos las estrellas del cielo de verano. Tener poetas locos...
"Más de cien palabras, más de cien motivos
Para no cortarse de un tajo las venas,
Más de cien pupilas donde vernos vivos,
Más de cien mentiras que valen la pena"
-Joaquín Sabina
