Me tumbo encima de mi cama y empezó a besarme, los dos sabíamos perfectamente que solo era sexo y ya esta. Sus manos recorrían cada centímetro de mi cuerpo hasta dejarme extasiada, una y otra vez me apremiaba con el roce de sus dedos, que dejaban un camino de fuego en mi piel, mi cabeza, loca y atolondrada se hacia una bonita idea de una vida así, y mi cuerpo que claramente te lo deseaba dentro de mi le pedía que siguiera y no parara.
Mis manos temblorosas buscan su cinturón y en un intento fallido me desespero y el, con ese aire tranquilo de siempre y esa manera tan suya de hacer las cosas coge mis manos y me ayuda ha hacerlo.
Gimo, gimo fuerte de placer cuando esta dentro de mi las descargas eléctricas van desde mi punto mas bajo y preciado hasta mi cabeza haciendo que el placer sea extremo, y su boca juguetona que se empeña en devorar mis pequeños pezones y darme mas placer del que me ha dado.
Cuando se corre fuerte dentro de mi una felicidad me invade y por unos segundos pienso que todo a su lado podría ser perfecto, luego...luego el sale de mi y se da la vuelta sin hablarme, sus manos van a su pantalón y se los pone, se enciende su cigarro y me mira.
- Mmm gracias es un placer darte orgasmos y que tu me los des a mi- me suelta, mi orgullo ya de por si dañado se parte en mil pedazos mas y antes de que me vea llorar me visto.
- De nada.
Su mirada se intensifica y la siento clavada en mi espalda y mis pequeñas lágrimas empapan cada vez mas mi carita.
- Quedate...- me pide, yo giro la cara y le miro- quedate y duerme conmigo- y como por arte de magia mi felicidad vuelve a mi mi orgullo se recompone un poco y las esperanzas de tener algo mas que sexo suben mi moral