Amantes [Soren × Ike] (Fire Emblem)

Cap 1

Era una noche ruidosa en el campamento de los mercenarios de Greil, se estaba celebrando una fiesta en honor de la última victoria y todo el mundo estaba fuera de sus tiendas comiendo, bebiendo, bailando y cantando. Solo habían dos almas que no participaban de la reunión, el líder de los mercenarios y su fiel estratega, ellos tenían sus propios planes.

Soren salió de su tienda en dirección a la de su amigo algo apresurado, se había quitado los adornos del pelo y ahora los mechones le tapaban el rostro, no se había cambiado de ropa,y llevaba algunos manuscritos debajo del brazo. Entre lo silencioso que era y lo oscuro de sus ropajes, el joven estratega era casi imposible de distinguir del fondo oscuro. Y digo casi por qué 10 segundos después de salir de su tienda Titania lo interceptó.

-¡Soren! Qué sorpresa ¿te unes? - pregunto Titania quien estaba sentada al lado de una hoguera junto a Oscar, Boyd y Rhys.

Soren se acercó .

-No.

-¡Venga va hombre! Siéntate con nosotros y bebete una cerveza

-Sigo rechazando tu oferta tengo trabajo.

-¿Trabajo? - pregunto Oscar.

-Así es, debo entregarle el informe de la batalla a Ike, si me disculpais- explicó Soren.

Nada más acabar la frase volvió a poner rumbo a la tienda de su amigo. Titania estaba un poco decepcionada con Soren, todas las habilidades que tenía para armar estrategias, las carecía para relacionarse con los demás mercenarios, no era introvertido, pero si era antipático con todos excepto con Ike, y por esa razón ni él se mezclaba con los otros ni los otros de mezclaban con él, así que siempre que podía intentaba forzarle a relacionarse con sus compañeros y nueve de cada diez veces ese esfuerzo era en vano, cómo está vez.

-Muy bien Soren pues que sepas que nos vamos a beber tu cerveza!!!-le grito Boyd pero al paso que iba Soren ya solo escucho un pequeño murmullo.

Tres minutos después había llegado.

- Y esas greñas?- dijo Ike quien estaba sentado al borde de su cama.

Ike al contrario que Soren se había puesto cómodo.

- Que vulgar eres, son los calzones un código de vestimenta adecuado para ti?

-No se, hace calor y te recibo como un amigo.

-...

- Si quieres me pongo la camisa.

-Haz lo que te venga en gana. Te traigo el informe de la última batalla.

-Bueno pues dime a ver qué dice.

-No hemos perdido a ningún hombre y los lesionados tienen heridas leves que sanarán pronto, hemos ganado bastante dinero con esta victoria y ya hemos dado la paga a cada uno de los soldados.

-Me alegra oír eso.

-Es de los mejores resultados que jamás hemos obtenido.

-Desde luego que sí Soren, muchas gracias por todo.

-No tienes que agradecermelo ya que es mi deber,  ahí concluye mi informe, con tu permiso me retiro.

Ike miró dulcemente a su compañero y le hizo un gesto para que viniera a sentarse junto a el, Soren con la misma expresión que cuando había salido de su cámara se sentó a su lado. Ike se alegro mucho con esta respuesta y fijo su atención en el cabello del joven.

-Tienes el pelo larguísimo- dijo maravillado mientras lo acariciaba

-Si.

-¿Cuánto hace que no te lo cortas?

-¿Qué quieres Ike?-Soren evadió la pregunta y miró a Ike directamente a los ojos.

-... Ya sabes lo que quiero...- el muchacho le acarició la mejilla y acercó su rostro al del otro

-Sabes que hay una celebración en tu honor no? Considero que deberías acudir - sugerió mientras se alejaba de Ike.

-Si, soy consciente pero no me apetece.

-No importa Ike, como nuestro líder debes festejar con los demás.

-Pero, yo prefiero pasar la noche contigo...

- Y yo Ike, pero sería muy sospechoso...

Ike finalmente comprendió que Soren tenía razón, sería bastante sospechoso que se quedarán solos en su alcoba toda la noche... Podría ser peligroso...

-Muy bien, entonces nos veremos mañana al alba en el río...

- Está bien.

Se cogieron de las manos y se dieron un beso... Ike acompaño a Soren hasta la salida de la tienda y le prometió que saldría en cuanto se vistiera y otra vez allí se volvieron a dar otro beso.

-Te quiero - le susurró el joven de cabello azul a la oreja mientras se fundían en un tierno abrazo.

Después de eso el estratega puso dirección a su cama estaba un poco cansado y le dolían los pies y las manos... Dormir un poco le iría de perlas.

Una vez llegado a su habitación se quitó sus pesados ropajes y se puso un comodo camisón de manga larga, después como solía hacer siempre se sentaba sujetando con una mano un espejito y con la otra se desenredaba su larga melena, esta tarea le solía tomar unos quince minutos pero lo cierto es que valía la pena. Ya con el pelo peinado se tumbada en el montón de paja recubierta con una sábana que conocían como cama y se tapaba con unas pieles para abrigarse de la fría noche.