I
El alma de este cuerpo
ha de saborear la eternidad algún día. Y les invadirá la melancolía
porque es normal llorar por los recuerdos.Si el cielo tirita y las nubes grises se reflejan;
recuerda que no soy yo, es la naturaleza.Si divagas en los recuerdos y te concentras en el primer beso,
seré el aire que entra en tu pecho, porque saldré del cielo, y regresaré inquieto.Cuando rose tu cuerpo en las noches solitarias, allí estará mi alma, sentada en la cama;
se disolverá en el silencio, mientras te ve dormida. Inventaré una excusa y regresaré otro día.El día que yo duerma,
mi sombra estará escondida. Pero ese mismo día
no olviden que yo vivía.Cuando yo duerma,
el libro de la vida entierren en mi pecho. Como invisible paloma
volaré con los más íntimos secretos.En el epitafio de mi tumba, con colores mágicos y cincel escriban en la penumbra:
Aquí descansa un soñador. No lloramos porque murió, sino porque nos cambió la vida. El silencio que aquí yace no es sinónimo de tristeza. El sinónimo de esta vida son Libros y Poesía.Cuando yo muera, navegaré en sus cerebros, y plantaré una semilla, y sabrán que fui bueno.
II
¡Ah Dios vivo!
Desearía escribir lo que nadie ha escrito, antes de romper el papel con lágrimas
o mancharlo con estas letras de sangre que no quedarán en el olvido.
Aunque tenga la certidumbre que las palabras nunca podrán transformarse en realismo.¡Ser real!,
Por ejemplo:
Que ningún niño sufra por el pan que es sustento.
Que la educación penetre hasta el más recóndito aliento.
Que los ciegos vean lo que es un arrebol.
Que la pobreza no exista y ellos brillen como el sol.
Que la guerra cese y la paz sea eterna.
Que la familia nunca muera, pero así es la naturaleza.
Que aquel que hirió nuestra espalda pida perdón y nunca vuelva.
Que haya más noches alegres que noches funestas.
Que el vicio no te carcoma, ¡No exista más ese maldito! Que no tengamos miedo o dolor de estar vivos.
Que las enfermedades existan pero no maten, sean solamente augurios que tus pasos deben enderezarse.
Que nunca nazcan enfermos y jamás vivan sin saberlo.
Que la corrupción muera con los que se han sometido.
Y quizás, lo menos importante, que el amor no les duela, como a mí me ha dolido.III
Quisiera ser libre y solamente es un deseo, no la libertad que algunos anhelan, sino el poder volar como nadie vuela.
Quisiera ser libre y volar como hoja seca, sin miedo adonde caer,
porque cuando cae no se golpea.Quisiera ser libre y olvidarme de los vicios, que carcomen lentamente mi cuerpo vivo.
Quisiera ser libre y no sonar abstracto, ser como quiero ser
y no tener leyes para ser algo.
¡Libertad!, ¿quién la tiene?, también es algo que se pide en vano.
¡Libertad!, nadie te ha conocido, todos tienen vicios,
porque no tener vicios es un vicio.
¡Libertad!, nadie te ha buscado, la libertad no existe
cuando todos te han juzgado.
¡Libertad!, pareces un dios, quizá anhelarte es pecado.IV
Entre pequeñas palabras estaba escrito tu nombre, ávido ansioso de quien lo nombrara. Hoy lo exclamo, aunque como saeta se me ha clavado en el alma.
Es la vertiente de un río que me llama, agua cristalina, agua mansa. Árbol que crece y cuyo fruto dulce al paladar conduce un estruendo de nostalgia. Paloma blanca, no cierres las ventanas, que entre tus pestañas miro el universo. ¡Dejad que el jardín se muestre celoso!, y la yedra seque porque tus ojos su color absorbieron. ¡Ah mi amada!, entre el vuelo de una nube se encuentra sentada.
Es imposible no pedirle clemencia
para viajar con ella al futuro que depara. Mariposa que duermes en mi pecho, tus alas ardientes me queman cuando vuelas y siento tu olor a gardenias. Yo hubiese querido que nunca volaras para entregarte este amor que conservo; hubiese querido que todo lo dejaras,
y que en el silencio me digas: Te Quiero.V
Mientras al pensar, suspirando al viento digas: ¡habrá en la tierra quien suspire, mientras me mira!, mientras el silencio despierte los recuerdos de los afanados días,
mientras se cristalicen tus pupilas sonriendo al vacío que te mira. Si me reflejo en tu hálito y en el iris de la vida,
si la nostalgia infunde sentimientos ausentes,
si una lágrima en tu pecho en nudo se convierte, si la brisa ya no te asombra porque estás muerta y presente.
Recuerda que mi querer fue verdadero, no para siempre.