El Amante

132 14 4
                                    

- Buenas noches, mamá - la voz grave sonó por sobre la pantalla encendida del salón, levantándose y dejando un beso en la mejilla de su madre, se dirigió a subir por las escaleras.

- Buenas noches, cielo, y cierra la puerta, no quiero que pase como la otra vez.

- Mamá, no pasó nada grave, solo fue un susto.

- Hongbin, por favor, ¿no puedes hacerme caso por una vez?

- ¿Cuándo no te he hecho caso? - se quejó, y con una sonrisa amplia, mostrando sus hoyuelos subió las escaleras, recorrió el pasillo y entró en su habitación, encendió las luces ya que estaba bastante oscuro, se quitó la camisa y la dejó sobre la cama, se acercó a la radio y la encendió, llenando la habitación de una melodía relajante que había recomendado el locutor.

Pasó por la cama recogiendo la camisa que había dejado y entró al baño, donde terminó de desvestirse, dejando la ropa en el cacharro de ropa sucia, enciende el grifo de la ducha para que se vaya calentando el agua. Cuando el vapor ya llenó el lugar, se introdujo, mojándose el cabello castaño oscuro, el agua recorría su suave piel, pasaba por sus lisos párpados cerrados, perfilaba su recta nariz y sus rosados labios, en su perfecta mandíbula, el agua giraba por su inexistente papada y bajaba por el cuello, pasando por su manzana de adán, el agua se acumulaba en sus clavículas y se desbordaba bajando por el pecho bien formado, y empapaban su torso bien definido, bajando por la delgada cintura hasta llegar a las piernas delgadas y acabar en sus pies para luego irse por el desagüe.

Después de una larga ducha caliente que su cuerpo agradeció por el frío del exterior, se puso el pijama, aunque sabía que no le duraría mucho puesto. Se dejó caer sobre la cama y revisó su teléfono, respondió a algunos mensajes de su mejor y más pesado amigo. Con un suspiro dejó el teléfono en su mesita, con el mando a distancia de la radio, la apagó, se metió en las sábanas dejando al aire un bostezo y apagó la luz. Se giró de lado mirando la ventana, la cual estaba cerrada y con las cortinas corridas, el silencio y la oscuridad se hizo en el cuarto.

Hongbin cerró los ojos, su respiración era tranquila y su mente se mantenía relajada.

De fondo, la puerta de su habitación se abrió despacio, intentando no despertar al joven que dormía tranquilo, con un clic, echó el pestillo de la puerta, despacio dejó sus zapatos, que llevaba en la mano, los dejó en una esquina, se quitó la camiseta que dejó caer al suelo y se tumbó en la cama pegándose al cuerpo que dormía, por atrás, pasó una mano por la cintura del contrario, le bajó las sábanas descubriendo la tela del pijama, el extraño, al verlo vestido, se rió y apoyó la cabeza en el hombro, al poco éste también se movía en una risa silenciosa de Hongbin.

- ¿Estás despierto? - susurró el extraño mirando el perfil de Hongbin - ¿Te he despertado?

- No, igualmente me ibas a despertar. - habló en el mismo tono.

- Lo iba a hacer, luego no atiendes en clase.

- ¿Y tú qué sabes? - el extraño sonrió y se acercó a los labios de Hongbin, quien se fue girando hasta quedar boca arriba para mayor facilidad.

Aquellos labios ya se los conocía, y daba gracias a eso, ambos se movían en sincronía, sus labios atrapaba a los contrarios saboreándolos, sintiéndolos.

- ¿Y esto? - dijo separándose y tirando de la tela.

- Hace frío. - se defendió Hongbin. El contrario rió.

- O es una señal de que no quieres hacerlo hoy o es una invitación a que te desnude. - susurró dejando pequeños besos bajo su oreja.

- ¿Tú que prefieres?

Mystery Lover [HYUKBIN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora