Estás bromeando conmigo cierto? JiMin?

Clase libre

Suga's POV

Un giro, dos giros, tres giros y otros más hasta que a la maldita botella de le ocurrió parar justo en mi, demonios.
-Ahhhhhh!!! Es turno de Suga!- gritó Jeon mientras aplaudía.

-No me digas!!!!- respondí rodando los ojos.

-Oh vamos Señor Amargado, tú accediste a jugar, además ya es la última ronda- me respondió.

-Bien -dijo Tae- tendrás que ir con la Detectora de la escuela y hacerle la pregunta- entonces todos dieron una gran bocanada de aire y abrieron los ojos mientras mi amigo sólo sonreía arrogante.

-Realmente tenemos que meter a la detectora en esto??- pregunté fingiendo que no estaba muriendo de miedo, no quería ir, no aún, tal vez nunca.

-Acaso tienes miedo de lo que te diga Suga??- el idiota de JK estaba golpeando mi ego.

-No tengo miedo en absoluto, es más, ahora mismo voy- dije levantando mi trasero del suelo ignorando el temblor en mis piernas.

Me dirigí a la peor oficina en toda la escuela, la de la Detectora Min Soo. Caminaba en los pasillos con mis amigos susurrando cosas a mi espalda, preguntándose si realmente lo iba a hacer. Al llegar a la puerta de madera, me di cuenta que mis manos sudaban y no podía pasar saliva fácilmente. Di tres toques y escuché un "pase", era el momento.

-No tienes que hacerlo si realmente no quieres Suga- se apresuró a decir JK

-No es nada Jeon, sólo un juego- contesté esperando que me rogaran no hacerlo. Pero entré.

Me miró con una pequeña sonrisa algo triste, yo no estaba entendiendo mucho.

-Ho-Hola señora, buenas tardes-

-Buenas tardes joven, se le ofrece algo??- preguntó de forma amable.

Rasqué mi nuca de forma nerviosa -Mmm verá, yo vine a, mmmm yo vine porque pues, vine y-

-Quieres saber si tienes Soulmate no es así?-me interrumpió al ver que no iba a llegar a ningún lado.

-Pues sí-

-Bien, no sé si sea el momento para que lo sepas pero- hizo una pausa y yo me emocioné un poco- No tienes una pareja destinada pequeño, en verdad lo lamento mucho- y listo, con eso tuve para dar media vuelta y salir corriendo de la escuela hasta llegar a mi casa y encerrarme en mi habitación para llorar sin que nadie me viera o escuchara.

Mientras tanto a treinta minutos de el pobre chico, otra persona sintió un vacío extraño en el pecho, él no estaba triste pero, sentía que alguien sí lo estaba, aunque lo dejó pasar.