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Después de estar cinco horas discutiendo con mi hermana por la ventana. La azafata, la cual estaba intentando que no, nos sacáramos los ojos o mejor dicho, que no matáramos a las personas que estaban de lado. Nos aviso de que el avión había aterrizado hace dos minutos, incluso, nuestros padres ya estaban reportando nuestra desaparición con los guardias de seguridad.

Finalmente bajamos recibiendo a nuestros padres los cuales no esperaron ni un segundo en darnos un buen sermón, pero de esos que parece que se les metió una presencia demoniaca o algo así. Finalmente, tuvieron piedad ante nosotros. Mientras salíamos del aeropuerto, me di cuenta que las cosas en Estados Unidos cambiaban desde un principio. Los carteles estaban en su idioma natal, las personas alrededor hablaban en ese idioma, sentía bastante ansiedad. Aunque se manejar el Idioma, nunca había hablado en sí, con personas con ese idioma natal. Y mi imaginación no me ayudaba en lo absoluto, solo pensaba en millones de posibilidades de arruinar las cosas si me equivocaba. Salimos al exterior, mi madre alzo la mano al encontrar a la persona que debía llevarnos.

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Miraba inexpresivamente la ventana del auto, buscando un gramo de motivación. Las tipicas casas estadounidense invadían mi visión, era bonitas, lamentablemente, todas eran iguales. Una perdida de originalidad, solo las distinguían los colores y algunos objetos en el exterior, como los árboles, arbustos, animales, juguetes, masetas, entre otras cosas que no pude alcanzar a ver. No se comparaban, a las casas en Italia. Todas tenían su propia esenia y no era por su diferentes formas, si no en las cosas personales que cada uno siente por ellas. Es algo difícil de explicar.

La melodía de la canción que sonaba a través de mis audífonos me impido darme cuenta de que habíamos llegado a nuestro, supuesto, hogar. Isabella no tardo, ni a que se detuviera el auto, en bajarse. A juzgar por su expresión, ella estaba más que lista para comenzar una nueva vida aquí, eso o intentara quitarme el cuarto grande.

No me sorprende la actitud de mi hermana, a ella le ha encantado este país. Desde sus tradiciones hasta su cultura en si, además que ella es una persona adaptable, sabe superar las cosas con la cabeza en alto, es realista pero no pesimista. A diferencia de mi parte, que estoy a punto de correr de nuevo al aeropuerto y nunca volver o intentar buscar alguna excusa creíble para no salir del auto, no sería mal pasar la noche aquí. Mi madre golpea la venta con una mirada irritada, sin pensarlo salgo. No tengo ganas de que lastime este bello rostro.

Al salir, estoy parado enfrente de la nueva casa. Es algo grande, dos pisos, ventanas de diferentes tamaños. Césped artificial, un pequeño arbusto cerca de, lo que parce ser la cocina. Un corto camino de rocas hasta llegar a la puerta principal y a mi lado, un buzón. No mentiré, es una casa hermosa que muchos considerarían "de ensueño", pero no se compara con mi hogar. El aura de aquí es pesado, o al menos para mi.

Mi madre acaricia mi mejilla dándome una mirada compresiva, de muy mala gana entro lo más lento posible, como si mis pies tuvieran pesas o algo asi, en la casa. Adentro no hay mucho, de echo no hay nada. El piso es brillante y de madera, las ventanas dejan entrar mucha luz. Odio la luz. Un candelabro de vidrio con diamantes falsos, cuelga sobre mi cabeza. Adelante esta las escaleras, las cuales combinan muy bien con todo el lugar. Volteo y veo a mis padres, junto a ocho hombres, grandes y robustos de gran edad, cargando nuestras cosas y algunas que fueron compradas por mi madre. Mi padre se dirige a los hombres mientras que mi madre se dispone a entregarme mis cosas para luego regresar con mi padre para ayudarlo.

No puedo evitar renegar con los dientes, subo las escaleras buscando mi habitación. Según mis padres es la más grande, al abrir la puerta me encuentro con un ogro horrendo escribiendo en el celular.

–Llego tarde la tortuga otra vez. –Dijo dándole un pequeño toque musical al final.

–¿Tienes ganas a que te eche a patadas de aquí? – Levanto una ceja. Ella se echa una carcajada en mi cara. Tiro mis cosas de un solo tirón y me pongo serio, cruzando mis brazos.

–¿Qué estas esperando? – Dejo su celular y se puso en la misma posición que la mia.

Antes de que ella pudiera hacer algo, la rodeo con mis brazos con fuerza. Ella hace un berrinche y comienza a golpear mi espalda mientras grita que la suelte. Lo mejor de todo es que estoy desordenando su "melena de león".

– ¡Oye! – La empujo de un solo. Me había mordió mi brazo, sobo mi brazo intentado calamar mi dolor. – ... ya no juego... – Dije haciendo un puchero.

– ¿Quieres otra? – Frunció el seño.

Derrotado, tomo mis cosas como si fuera un perrito regañado. Y salgo de la habitación sin antes hacer una pose dramática.

– Le voy a decir a Mamá.

No es justo. Abusa de mi hombría.

Al final tomo la habitación mediana, a mi suerte se encontraba mi cama ya instalada, parace que la consentida tenia razón.

Tiro mis cosas a una esquina y me tiro en la cama mientras me acurruco en ella. Después de estar tanto tiempo sentado, lo único que pienso ahora es en dormir y comer, sobre todo en comer. Mientras me recuesto, pienso en lo que va venir ahora, pero intentare pensar lo más positivo que pueda. Isabella, tiene razón, tal vez el cambio si sea por algo bueno. Estoy juzgando el lugar solo por su portada, igualmente, aquí podría hacer bastantes cosas. Además, si a mi hermana le gusta tanto, ¿Qué tan malo puede ser?.

Escucho golpes provenientes de mi puerta, tal vez sea Isabella buscando la revancha. Igualmente, dejo pasar. En eso, observo a mi Padre pasar. Me observa con una sonrisa.

– ¿Qué tal la nueva casa? – Levanto mis hombros con poca energía. Él se sienta a mi lado.

– ...pero voy a ver el lado positivo. – Digo al ver la triste mirada de mi Padre, no quiero que él, ni mi madre, se sientan culpables con esto. No quiero que sientan que los odio ni mucho menos que el cambio arruine nuestra familia. – El sueño americano no suena tan mal. – Me sonríe.

– Hijo, debemos hablar sobre algo. – Se levanta un poco y saca de su bolsillo un papel, mejor dicho un folleto y me lo da. – Tu madre y yo pensamos que esta universidad será excelente para ustedes, tiene cosas que nunca vimos en Italia. Es súper prestigiosa, tiene maestros excelentes. – Mi padre al ver mi rostro, sabe que no estoy contento. – Hay una sorpresa para ti en ese lugar.

– ¿Sorpresa? – Tal vez un viaje a Italia, que todo esto es un experimento social o que mis amigos me aman tanto que se vinieron aquí.

– Mañana iremos a ver la universidad, a ver qué les parece. – Él se levanta y se dirige a la puerta, la abre y se dispone a irse, sin antes decirme. – Te apuesto a que te quedaras allí. – Salió sin nada más que decirme. Papá, tan dramático como yo.

Observo el folleto, es bastante elegante, el papel es duro y algo laminado, contienen fotos de algunos estudiantes, logos bastantes bonitos y un montón de cosas que leer que no me interesan en lo absoluto. Volteo el papel para volver a ver la portada del folleto.


Liberty University of Californa

"'La Puerta a la Excelencia y al Destino "

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⏰ Última actualización: Sep 01, 2018 ⏰

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