Te quiero.

43 14 0
                                    

¿Debía preguntar algo?
Necesitaba saber lo que había sucedido, pero en ese momento decidí dejarlo así, hasta el día que el me diga algo respecto a eso.

—¿Te fue bien hoy? —Dije a Bruno.
—No, es demasiado estresante.
—Agradezco aún no recordar mucho —Dije riendo.
—Yo igual.
—¿Ah? ¿Porqué lo dices? —lo dije inquietamente
—Porque tu me estresarias mucho más —Sonó a sarcasmo, pero no estaba seguro que fuera por eso.
—No es cierto —Dije.
—Claro que no señor —Se acercó y agarro mis mejillas.
—Sí, ya, mucho toqueteo —Dije sonriendole.
—Se que te gusta —Dijo mirándome a los ojos.
—Mejor ve a bañarte —Le dije a Bruno.
—Voy, y luego tu.
—Si, claro —El iba subiendo las escaleras.
—Keith...
—¿Sí?
—Te quiero.
—Sí, ¿Ah? ¿De enserio? —El ya estaba arriba, pero alguien estaba sonriendo y ese era yo.

Se sentia bien, todo este tiempo todo con Bruno se sentia tan bien, había olvidado por completo lo que Jin me había contado, ¿Para que aurrinar el momento? Confiaba en Bruno, y era mejor así.

—¿Salimos a cenar?
—¿Tu y yo? —Dijo mirandome raramente.
—No, tu y tu.
—¿Ah? —El estaba confundido.
—Sí, ya lose, estoy loco.
—Por mi —Dijo sonriendo.
—Por ti —Correspondi a su sonrisa.

Salimos abrigados, hacia mucho frio como para usar cualquier prenda.

—¿Quieres subir a mi espalda? —Dijo Bruno.
—No, prefiero camin... ¡No! Bruno, no —Estaba intentando cargarme a la fuerza.
—Dejese cargar señor —Dijo agarrandome, me solté, empeze a correr, el venia detrás de mi, no había ninguna razón por el no querer ir en su espalda, simplemente no quería.
—¡Ya Bruno! Dejemos de corr... —Pare.
—¡KEITH! —Bruno grito.

Un auto venia a toda velocidad mientras iba cruzando, por un poco más y me hacía Keith estilo chicharrón.

—Keith, Keith, ¿Estas bien? —Dijo desesperado tocando mis mejillas.
—Sí, tranquilo —Me abrazo una vez más.
—No quiero volver a tener miedo a perderte —Dijo mientras me abrazaba.
—No pasará, ¿Sí?
—¿Subes a mi espalda? —Dijo Bruno.
—¿Ahora? —Dije.
—Sipe.
—¿Sipe? ¿Qué? —No tenía ni idea de lo que me decía.
—Solo sube. —Dijo agachandose para que pueda subirme.

Ahora, era yo quien estaba encima de él, encima de su espalda, no estaba convencido de haberlo querido, pero si el tanto quería, estaba bien por mi. Habían personas mirándonos como si fuéramos personas distintas a ellas, pero no hay problema. Llegamos hasta el pequeño restaurante de comidas rápidas.

—¿Qué cenaras? —Me pregunto Bruno.
—Papas con queso cheddar y chile.
—Ah, recuerdas cuando estabas todo...
—Sí, sí recuerdo cuando estaba moribundo —Dije riéndome.
—No iba a decir eso, idiota —Dijo Bruno mirando el volante grande del restaurante.
—Sí, ya lose.

Pedimos lo que ibamos a cenar, fuimos hasta la mesa y tocó esperar la comida "sana" que estaban preparando.

—¿Me quieres? —Dijo Bruno, en ese momento no estaba mirándome a los ojos, miraba su reloj.
—¿Pórque debería responderte si no me estas mirando? —Dije, el alzó su cabeza y me miró.
—¿Mucho mejor así?
—Espera...¿Tienes lágrimas? —Tenía lágrimas en sus ojos, lo cual era raro.
—Es yogur, tu tranquilo.
—Te quiero señor Bruno.
—El secaba sus lágrimas con sus mangas.
—¿Pero por que lloras? —Dije riendo.
—Sí, ríete.
—Lo siento.

Llegó la comida, así que empezamos a cenar, como dos personas hambrientas, hasta llenarnos lo suficiente. Terminamos de cenar, pagamos la cuenta y salimos del lugar.

—Ven, ahora ven a mi espalda —Dije mirandolo y agachandome para que pueda subirse.
—¿Tu? —Empezó a reírse locamente.
—No, ya no —Segui caminando, el se quedo atrás y yo seguía mi camino.
—¡HAY VOY, PONTE FIRME KEITH! —Dijo gritando, di la vuelta y el venia corriendo hacia mi, demasiado cerca, demasiado duro nos golpeamos en el piso, no estaba firme como el dijo, así que estábamos en el suelo y una vez más todos viéndonos, nos hechamos a reír, aunque el golpe dolía más, pero seguíamos riéndonos.

Nos levantamos y fuimos hasta casa, adoloridos, pero felices.
Llegamos hasta la habitación, hacía demasiado frío como para dormir separados, y el frío solo era una excusa para no dormir separados. Nos acostamos, a dormir, Bruno apagó las luces, todo estaba tan oscuro, y el estaba a mi lado.

—¿Aún te sigues preguntando porque tenía lágrimas en mis ojos?
—Creí que era yogur —Dije riendo.
—Ya, cállese.
—Callado.
—Todo el tiempo pienso en esto, en ti, en mi, en el pasado, en lo que está pasando justo ahora, cometí errores y aún así te tengo a mi lado, siendo mi mayor prioridad, dentro de ti, crearé un espacio solo para mi.

Una lágrima cayó sobre mi mejilla, esta vez era yo yo el llorón, me sentía tan especial para el, me sentía como si fuera su mundo completo, como si lo fuéramos todo y aunque aún no estábamos juntos, de alguna manera u otra algo me decia que esto iba a ser mejor que cualquier película.

—¿Puedo abrazarte? —Dije.
—¿Qué? Si me tienes abrazado —Se escucho su risa levemente.
—Hasta mañana chico lindo.

¿Quién Eres?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora