Extra

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I can't help falling in love with you


Otro día más sin encontrar empleo, a este paso se terminaría su dinero solo en el alquiler del apartamento y comida; no es que menospreciara otros empleos pero ella había estudiado para ser profesora no mesera o algo así, solo que no pensó que fuera tan difícil conseguir empleo una vez que ya estuviera graduada, se sentía sola e impotente: estaba sola. Si, tenía amigos pero ya todos tenían su vida hecha y ella no podía depender de ellos en cada momento, tenía que continuar sola. Su madre antes de morir la preparo para ser una mujer independiente y que no se rendía fácil, claro no la preparo para su ausencia. Respiro y decidió seguir intentando, en un mes no se resolvía su situación llamaría a Damon pidiendo un préstamo. Tomo la solicitud de empleo de la mesa, su café y se dirigió a la salida de la cafetería, maniobrando con su bolso, el café y la hoja solo provoco que la hoja cayera y un brisa de aire se la llevara, ella corrió como pudo para intentar atraparla pero alguien la atrapo antes: un hombre alto, cabello castaño, y espalda ancha que le daba la espalda; lo alcanzo y cuando el dio la vuelta ambos se quedaron sin palabras mirando los ojos del otro, el hombre fue el primero en reaccionar, le sonrió, miro la hoja y se la tendió

- Supongo que esto es tuyo... Caroline

- Gracias- respondió con un hilo de voz

- Espero no creas que es precipitado pero ¿no quieres ir a tomar algo?

Eso hizo que Caroline despertara de su sueño, y lo miró indignada, el hombre frente a ella no era un príncipe azul, era un idiota, le arrebato su hoja

- ¿Quién crees que soy? – Se dio media vuelta, pero él fue más rápido, la tomo del brazo; su toque hizo que se quedara quieta: nunca había sentido una calidez así, se giro mirando su mano en su brazo, después lo miro otra vez a los ojos

- Lo lamento, no quise sonar así, tal vez... ¿quisieras acompañarme a un lugar más privado?- algo extraño sucedió en sus pupilas, Caroline lo miro ahora furiosa, con toda la fuerza que tuvo lo abofeteo, el híbrido la miro como si se hubiera vuelto loca

- ¿Qué te pasa? ¿Crees que puedes obligar a cualquier chica a caer a tus pies? ¿Qué con ese acento todas las chicas harán lo que les pidas? Pues lo lamento, no sé con qué clase de chicas te has encontrado en esta ciudad pero no soy como ellas, adiós


° ° °


Un par de semanas más tarde la rubia estaba acostada en el pasto de un parque mirando a todos los niños jugar, ella leía un libro mientras comía helado, de repente una sombra le impidió seguir con su lectura miro hacia arriba esperando mandar al diablo a la persona que le tapaba la luz para leer, su enojo aumento cuando reconoció al hombre

- ¿Qué quieres?

- Pedirte una disculpa y ofrecerte una explicación

- Ni siquiera conozco tu nombre, no me debes nada- dijo levantándose para irse

- Niklaus, mi nombre es Niklaus... y me comporte como un verdadero idiota la primera vez que nos vimos- Klaus no había podido dejar de pensar en la chica, la había seguido hasta su casa y estudiado todos sus movimientos, rutinas, pero solo hasta ese día se había sentido con la confianza de acercarse, se veía tan tranquila que quiso hablarle, aunque seguía preguntándose porque... regularmente las personas que lo desafiaban terminaban muertas, más aún las que se atrevían a golpearlo, pero debía admitir que le agradaba que esa chica no le tuviera miedo, además ¿por qué fue inmune a la compulsión?. Caroline se quedo parada escuchándolo- En realidad fui un cretino ¿cierto?

Daño ColateralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora