En un impulso de mi ser, decidi dirigirme a aquella direccion, y para ello debia alquilar un vehiculo , habia un punto de venta y alquiler cerca y camine hasta alla.
-Buenas tardes, señorita desea alquilar o comprar un vehiculo?-
En tono amable me atendio el vendedor de la casa de alquiler de autos.
-Gracias caballero, quisiera alquilar un vehiculo, no muy lujoso por un par de dias-
Le respondi al vendedor de autos.
Algo inquieta escoji el vehiculo que nececitaba y procedi a llenar la documentacion, el caballero muy amablemente me entrego las llaves y mi respectiva factura, sali en el vehiculo, debidamente surtido de combustible a buscar la direccion donde supuestamente estaba la camioneta negra.
En mi mente revoloteaba la direccion y la mirada de la niña de la rosa roja, repetia continuamente "carrera 136 ciudad central"Habia poco trafico y cada vez que avanzaba, las casas que veia eran muy viejas, las calles por donde se ubicaba esa direccion eran calles en mal estado y parecia un vecindario peligroso, se veia mucho vendedor callegero con kioskos de revistas y ventas de comidas rapidas. Habia muchas personas indigentes de todos las edades, unos comiendo basura botadas por los restaurantes, otros ingeriendo drogas y crack, una zona muy peligrosa para una dama como yo. Fue donde cai en cuenta que yo nunca habia visitado esta parte de Ciudad Central. Comence a ir planeando que hiba a hacer para ubicar la camioneta negra de forma discreta y sin que los posibles secuestradores me detectaran.
Pense que el mejor disfraz, era el de indigente y ubicarme en algun punto y asi en cualquier momento la camioneta negra apareceria en algun apartamento saliendo de algun garaje, tarde o temprano los veria, yo ya habia encontrado la zona y la habia reconocido solo era actuar, entonces me devolvi hacia mi casa para tomar alguma ropa vieja y disfrazarme.
En mi mente, solo aparecia continuamente esa imagen de la niña de la rosa roja, estaba preocupada ya habian pasado mas de cuatro horas despues del hecho, y ellas seguian en manos criminales y con la angustia de no saber si las habrian matado.