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En 1702, Thomas Busby llegó borracho a su casa y encontró a su suegro, Daniel Auty, sentado en su silla favorita y amenazando con llevarse a su hija con él. A Busby solo se le ocurrió agarrar un martillo y darle a Auty en la cabeza hasta matarlo. El asesino fue juzgado y condenado a la horca, pero hay quien dice que en este proceso, aprovechó para maldecir su silla y a todo aquel que se sentara en ella. De hecho hay una serie de extrañas muertes accidentales unidas por el hecho de que todas las víctimas se han sentado en la silla, la cual, se encuentra ahora en el Museo Thirsk, colgada de una pared para evitar que sea usada.
Diamante de la Esperanza
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Actualmente, esta joya valuada en 250 millones de dólares se encuentra en el Instituto Smithsoniano. Los que lo han poseído o custodiado se han enfrentado a la tortura, la decapitación, el suicidio y la vergüenza. Algunos dicen que tener esta gema se paga con la vida.
El niño llorando
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El pintor italiano, Bruno Amadio, que usaba el nombre de Giovanni Bragolin para firmar sus obras, parecía obsesionado con retratar a niños llorando. Sin embargo, su obra se puso de moda y se llegaron a reproducir varias copias de sus cuadros. A mediados de los 80, sus trabajo fue calificado como “maldito” ya que era común encontrar sus cuadros intactos en viviendas que se habían incendiado. También se decía que estos artefactos eran capaces de “invocar” las llamas.