Parte sin título 64

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Y nadaremos como dos que ya no quieren verse nunca más a los ojos, cuando tiempo atrás esas miradas representaban la vida entera de cada uno. Nos veremos a distancia, intentando reconocer la silueta, como si no la hayamos aprendido de memoria, rincón a rincón, lunar por lunar, imperfección por imperfección. Y nos daremos cuenta de que el uno sin el otro también suma. Suma bonito. Suma igual. Que sin el otro también tenemos cosas extraordinarias que ofrecerle a alguien nuevo y nos sanaremos las heridas mutuamente; nos diremos en la cara que ya no nos amamos y que esperamos que seamos felices cerca o lejos del otro. A veces quisiera escribir de lo bonito que resultaba escucharle una noche cualquiera, ya entradas las horas de la madrugada, diciéndome cuán difícil le resultaba la vida, pero que conmigo a su lado su mundo no se sentía tan solitario ni gris. Y cómo decirle que ni supe ser poeta, ni mucho menos un buen amante. Que yo soy ese gato que no lo mató la curiosidad, pero sí lo dejó en un mar de lágrimas. Noches rotas. Mira, lo que yo he venido a escribirte por última vez es que, no espero muchas cosas de ti para conmigo, pero ojalá en un invierno me recuerdes, mientras tomas una taza de café y te preguntes a ti mismo: ¿qué será de su vida?

"Noches rotas", Benjamín Griss

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⏰ Última actualización: Sep 03, 2018 ⏰

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