Capitulo 8: Beso #Flavirina

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Las puertas del ascensor cerraron con Flavio e Irina dentro, ella le dio la espalda enojada, le enojaba mucho el comentario que hizo en su oficina, pero también le llenaba de ira el haberle llamado idiota no precisamente por su hermana.

Flavio: Irina por favor, mírame no me gusta que me den la espalda cuando hablo -sostuvo su hombro pero ella se soltó de inmediato mirándolo enojada- no termino de entender por qué te enojaste.

Irina: ¿Que eres idiota? Andrea es mi hermana y no me parece que sea correcto lo que haces -el ascensor comenzaba a descender- si estas comprometido con ella tienes que guardarle respeto -de pronto el ascensor se detuvo bruscamente e Irina perdió el equilibrio, Flavio en un intento por ayudarla a no caer trató de sostenerla pero terminaron cayéndose los dos.

Flavio: Pe... Perdón sólo quería ayudarte -el cayó encima de ella, le fue imposible evitar que su mirada se perdiera en sus labios que llevaban un color rosado. A Irina le paso lo mismo, no pudo evitar desviar Su mirada a otro lado, los ojos de Flavio actuaban como un imán que terminaba atrayendola. Sentían cada uno la presencia del otro, el aliento y el calor que desprendia su cuerpo.

Irina: El ascensor... Se detuvo -Flavio reacciono y la ayudo a levantarse- ¡Ay Dios necesitamos hacer algo! ¡Tenemos que salir de aquí Flavio! -comenzó a agitarse con sus manos.

Flavio: No creo que tarden en ayudarnos, además no es tan malo estar conmigo ¿o si? -ladeo una sonrisa, Irina lo atravezo con su mirada- tranquila.

Irina: No puedo -resoplo llenando sus pulmones de aire, Flavio empezó a asustarse al ver como cambiaba ligeramente el semblante de Irina.

Flavio: ¿Que te pasa?

Irina: No puedo estar encerrada... Soy... Soy claustrofobia.

Mientras Samuel trabajaba atendiendo a sus pacientes, Bianca permanecía en un lado del consultorio jugando con sus muñecas y cualquier cosa que se encontraba.

Bianca: Mira papi -dijo cuando Samuel despedía Su ultimo paciente enseñándole unos utensilios que Samuel tenia guardados.

Samuel: No Bianca deja eso -dijo llevándola a sentarse y guardo sus utensilios- no puedes ponerle la mano a las cosas de papa -ella cruzo los brazos frunciendo Su ceño.

Bianca: Estoy aburrida aqui, me quiero ir.

Samuel: Ya no falta mucho, cuando salgamos te llevare a comer un helado, ¿esta bien? Ahora pórtate bien y espérame aquí -salio para dejar el registro de los pacientes que había atendido en todo el día.

Llegando a depositar el registro se encontró con Patricia, no quería toparse con ella hoy que Bianca estaba cerca, no quería al menos incomodar a su hija, pero por supuesto Patricia siempre que lo veía se acercaba a el, fue difícil tratar de escabullirse de ella.

Patricia: ¡Mi amor! -se acerco besándolo y rodeando Su cuello- ¿por que no me dijiste que estabas aqui? Habría ido por ti a tu consultorio -lo miro seductoramente colocando una mano en su pecho.

Samuel: Estoy con mi hija, ya sabes... No le caes bien y...

Patricia: Ya se que no quieres que me vea pero como me acercare a ella si nunca compartimos juntas, creo que sera una buena oportunidad para ambas, ¿porque no la llevamos al parque?

Samuel: Este... No se...

Patricia: Vamos mi amor, si logro ganarme a tu hija podremos andar sin escondernos, ¿no crees? Tu hija parece un angelito y yo quisiera llevarme bien con ella -lo miro haciendo un puchero.

Samuel: Esta bien -termino cediendo- me parece buena idea.

Patricia: Perfecto mi amor, iré por mi carro y los espero afuera ¿esta bien? -el asintio y fue por Bianca- ay mocosa impertinente ya vas a ver que yo puedo mas que tu.

No te niegues al amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora