Capitulo 1: Y otro día mas...

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Me levanté agitada, ya era la quinta vez esta semana que tenía la misma pesadilla, ya no lo podía soportar. Esta vez, me encontraba en una casa, donde la iluminación era escasa y me provocaba una sensación de pánico. Dentro de ella, una sombra de ojos rojos brillantes, me perseguía como en los anteriores sueños, y cuando me pilla desprevenida (como siempre suele hacer) me atraviesa y me asfixia por dentro. No me asustaba la sombra, nunca supe porque siempre huía de ella. Pero lo que siempre me asustó fue la expresión en mi rostro cuando me alcanzaba, ya que tengo la mala costumbre de soñar en tercera persona. Siempre tengo una expresión demoníaca, como si todo en mí cambiara completamente. Cada vez que tengo ese sueño, despierto sudando y agitada. Casi como si pareciera que el sueño fuera real, y que yo había estado corriendo de verdad todo este tiempo. Pero como acostumbró hacer, ignoro el sueño, lo tomo como algo normal y me voy a duchar.

-Ya es viernes...- pensé-. Último día y luego fin de semana…

Me metí a la ducha como siempre, luego me vestí y preparé mi desayuno, eras las 7 menos quince. Todavía tenía tiempo. Me dirigí al perchero, donde usualmente se encontraba mi abrigo favorito y lo tomé. Caminé hacia mi auto mientras me ponía mi abrigo y abrí la puerta de mi Toyota para manejar hacia mi trabajo, donde me esperaban mi "amoroso" jefe y 7 horas de puro trabajo. 

-“No puede ser tan malo”-pensé -. “Me pagan muy bien, al menos lo suficiente como para alimentarme y pagar mi casa. Además 7 horas no es nada comparado con todo lo que trabaja Michi... 11 horas seguidas de trabajo en su oficina, y eso que no le pagan mucho más que a mí.” 

Michelle es mi mejor amiga desde la infancia, he crecido con ella, y me conoce tanto o más que yo misma. No sé porque haya tenido un trabajo tan mal pagado si las dos nos hemos educado de la misma manera…

El semáforo dio rojo y frené el auto. Entonces aproveché para mirar hacia la ventana y descansar un rato por ya haber manejado 15 minutos, mi trabajo estaba muy distanciado de mi casa. Entonces a lo lejos, bajo la sombra de un árbol divisé un par de luces rojas, miré detenidamente y me asusté al descubrir que era la sombra de mis pesadillas. Rápidamente me volteé para agarrar la cámara y tomarle una foto para asegurarme si era real o no, cuando me di cuenta que ya no estaba. Se había ido.

 Aunque era algo que me tomó totalmente por sorpresa y me asustó bastante, decidí no tomarle mucha importancia, ya que lo más probable era que mi mente me había jugado una broma de mal gusto.

Seguí conduciendo y en cinco minutos había llegado a mi trabajo. Me bajé del auto, procedí a entrar para luego dirigirme al ascensor e ir al undécimo piso. El viaje en el ascensor  fue tan largo como siempre, varios se habían quejado ya que este estaba algo defectuoso. Y yo sinceramente creía que en cualquier momento este caería, dejando muertes a su paso. Pero nunca decía nada, siempre que alguien se quejaba, el jefe contestaba con un: "ya lo arreglarán". 

Cuando el ascensor llego a su destino, procedí a bajar del mismo para dirigirme a mi trabajo. Pero antes de abrir la puerta de vidrio, vi que varias personas estaban empacando sus pertenencias, y cuando empecé a observar a mí alrededor vi que no solo eran "varias", si no todas. Entré rápidamente a la oficina del jefe y le pregunté que pasaba, luego me di cuenta que un par de personas que recién llegaban estaban detrás de mí preguntando lo mismo. El sólo dijo con la mirada baja:

- Estamos en quiebra, la compañía cerrará.

Me limité a hacer una expresión de sorpresa mientras una de las personas que estaba detrás de mí gritó:

-¿Cómo pudo dejar que esto pasara? ¿Tanto trabajo y dedicación de 7 años con usted para nada? ¡Ya ni siquiera sé por qué te llamo usted! Has perdido todo el respeto que le tenía ¿Por qué quebramos?

Lo miré y le di una suave palmada en la espalda al darme cuenta de que esa persona era mi mejor amigo del trabajo, Sam.

Sam era dos cabezas mas grande que yo, una y media si traía puesto tacos. Era reconocido como el más alto de la oficina. Tiene pelo castaño oscuro, piel pálida y ojos oscuros.

-No fue culpa de nadie, que una compañía quiebre no lo decide ni evita nadie.- dijo pacífica la otra persona que iba conmigo.

Se llama Marion, ella siempre está calmada, es o bueno, era la "Hippie" de la oficina, ella era de mi estatura, pero se veía mucho mas bajita, ya que ella no usaba tacos. Siempre llevaba su pelo ondulado, marrón sin amarrar, y a veces tenía problemas con el jefe por eso, a veces me molestaba un poco porque no se tomaba casi nada en serio. Pero ahora me alegra que este aquí para calmar a Sam, quien estaba a punto de tirarse encima del jefe.

Sam solo miró a Marion molesto y se fue. Yo lo seguí.

-¿A dónde se supone que iré ahora? He trabajado aquí desde que salí del colegio.

-Lo sé, yo también estoy desesperada. Yo trabajo aquí desde que salí de la universidad, y para ser sincera esta fue la mejor compañía que pude encontrar.

-Al menos tú trabajas aquí desde hace 3 años. Yo ya me había acostumbrado a esta compañía.

-Tienes razón, Sam… - Oí comentar a Marion a mis espaldas - todo esto es mierda, pero relájate, te iban a despedir tarde o temprano.

-¿¡Qué!? 

-Ya me oíste, no haces ni una mierda, y el jefe te odia.- dijo arrogante, pero muy relajada.

-No me importa que seas mujer, yo te rompo…

-¡Ya basta!- interrumpí- Marion; estas borracha… y Sam; ¿Ibas a pegarle a una mujer?

-Lo sé, lo siento, Marion- dijo el con una expresión de arrepentimiento en su rostro- es que todo esto me tiene muy estresado y…

-Te entiendo hermano, chillea.- dijo Marion esbozando una gran sonrisa, chueca, como siempre solían salirle.

Hubo un gran silencio incomodo, mientras Sam empacaba sus cosas, cuando Marion lo rompe para proponer algo:

-¿Qué tal si vamos al bar que esta a dos cuadras?

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Nota de la autora:

Sam terminó el colegio a los 18 años, más 7 años de trabajo. Sam tiene 25 años por ahora.

Sarah terminó el colegio a los 17 años, más 3 años de universidad y 3 años en la compañía. Sarah tiene 23 años por ahora.

chillea viene de el verbo chill en ingles que significa tranquilo o relájate.

SarahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora